Un eclipse parcial de Luna y la lluvia de meteoros Leónidas se distinguen entre los principales eventos astronómicos que nos regala el firmamento durante el mes de noviembre, todo ello para deleite de los aficionados a la astronomía en nuestro país.

La buena noticia para todos aquellos que quieran gozar de estos espectáculos es que no se requiere de ningún equipo ni instrumento especial para verlos, pero sí algunas condiciones para disfrutarlos en su máximo esplendor, tales como elegir el horario adecuado, cielos despejados, espacios abiertos y oscuros.

Según el calendario astronómico del Instituto Geofísico del Perú (IGP), organismo adscrito al Ministerio del Ambiente (MINAM), el eclipse parcial de Luna, el último de tipo lunar de este año, se producirá la madrugada del 19 de noviembre.

Aquella noche, a partir de la 1:02 a.m. se empezará a observar un tenue oscurecimiento de la Luna llena, pero es recién a las 2:20 a.m. cuando se percibirá que la superficie lunar empezará a teñirse de un color rojo oscuro producto de la luz solar que consigue dispersar la atmósfera terrestre durante el fenómeno.

Luna de sangre

Por esta razón, a este evento espectacular también se le denomina “Luna de sangre”. El eclipse es parcial debido a que aproximadamente solo el 95 % de la Luna llena estará cubierta por la sombra de la Tierra. Desde Perú no se podrá observar el evento completo, pero podremos disfrutarlo en su mayor parte hasta que la claridad del amanecer dificulte la observación.

Por otro lado, la Luna se aproximará en el cielo a Venus, Saturno y Júpiter desde el 7 hasta el 11 de noviembre, de oeste a este, a medida que pasen los días. Lo hará, de tal manera que, observados desde la Tierra, coincidirán en la misma región del cielo dando la apariencia de proximidad entre ellos.

Meteoros

El 3 de noviembre también empieza la lluvia de meteoros Leónidas, cuya máxima intensidad podrá apreciarse la noche del 17 hasta el amanecer del 18. El mejor momento para la observación es desde la 1:00 am del día 18.

Estos meteoros son pequeñísimos restos que dejó, en órbita alrededor del Sol, el cometa 55P/Tempel-Tuttle que, al atravesar nuestra atmósfera, se desintegran. Su nombre deriva de la constelación de Leo, ya que los meteoros dan la impresión de venir de esa región del cielo. No obstante, y es preciso indicar, el brillo de la Luna llena dificultará su observación.