En un mundo ideal, la ropa se lavaría sola y aparecería limpia y planchada en nuestro armario siempre que la necesitásemos. Pero, como eso no es posible, tenemos que lidiar con el contratiempo que supone que la ropa que queremos ponernos justo un día concreto esté en la lavadora. Además, a esto se suma que en otoño-invierno las prendas tardan una eternidad en secarse.
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Por eso, hemos seleccionado cinco trucos eficaces y rápidos para que tu ropa esté seca en un abrir y cerrar de ojos. Así, podrás ponerte aquello que tenías pensado para esa comida con amigos o para esa entrevista de trabajo que llevabas meses esperando, sin tener que volverte loco buscando un look diferente en tu armario.
1. Lavadora con secadora integrada
Si son las tantas de la noche y acabas de acordarte de que el vestido que ibas a ponerte mañana está sin lavar, utiliza el programa corto de tu lavadora (15 minutos aproximadamente).
En la actualidad, existen en el mercado lavadoras con secadoras integradas. Tendrás la ropa limpia en un santiamén y sin que esto suponga un problema de espacio en tu cocina.
2. Ventilador
En otoño-invierno, colgar la ropa en un colgador junto al ventilador nos salvará en más de una ocasión.
3. Trucos con una toalla
Extiende una toalla en el suelo (preferiblemente gruesa) y coloca sobre esta la prenda que deseas secar. Enrolla la toalla como si fuese un rollo gigante, ejerciendo presión para que absorba bien la humedad de la prenda.
Otro truco para que la ropa se seque mucho más rápido es introducir en la lavadora, junto a la ropa mojada, una toalla grande. Esta absorberá la humedad.
4. Secadora de cabello
Otra opción es utilizar la secadora. Pero, sólo como última opción o si se trata de prendas pequeñas, dado que este electrodoméstico consume mucha energía y supondrá un gasto extra.
5. Congelador
Por imposible que parezca, el congelador puede convertirse en nuestro mejor aliado para secar la ropa de manera rápida y sencilla.
Introduce la prenda concreta en una bolsa de plástico y ciérrala bien. Métela al congelador durante toda la noche. A la mañana siguiente, cuando la prenda esté seca, sácala del congelador. Por último, plánchala para quitarle el frío.