Población de Catacaos renueva su fe en Domingo de Ramos. Foto: Andina

En medio de una coyuntura signada por el sufrimiento tras el azote de El Niño Costero, el pueblo de Catacaos dio muestras de una fe sin parangón en la celebración del Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa.

La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén fue escenificada de singular manera. A las 06:00 horas abrió sus puertas la capilla Virgen del Carmen para la entrega de numerosas hojas frescas de olivo, previamente bendecidas por el sacerdote, a decenas de fieles que se apostaron desde la madrugada en el frontis de dicha casa de oración.

Los devotos formaron dos filas frente a frente, a manera de corredor humano, a lo largo de la calle Trujillo que conduce a la Plaza de Armas de Catacaos y también a la Iglesia San Juan Bautista, destino final de un peregrinaje y escenario de la misa de Domingo de Ramos.

Personas de todas las edades y condición social, entre ellas gestantes y adultos mayores, encabezadas por la Hermandad de Caballeros del Cristo Resucitado, acompañan al sacerdote, sus acólitos y al mayordomo, con cánticos alusivos al ingreso triunfal de Cristo a Jerusalén.

Incienso y melodías interpretadas por una banda de música complementan la atmósfera de este tradicional ritual religioso que se remonta a los albores de la conquista española.

La Iglesia de San Juan Bautista se convierte en el epicentro de esta celebración y su interior se colma de cientos de fieles que con la hoja del olivo rinden reverencia al ingreso de la comitiva liderada por el párroco Manuel.

Esta iglesia, construida en 1547, es la primera que se edificó en Catacaos y es la principal casa de oración en este distrito, considerado como el de mayor fervor católico en Piura.

En la liturgia se leyeron pasajes bíblicos alusivos al ingreso triunfal de Cristo a Jerusalén, circunstancias previas a su pasión, crucifixión y resurrección.

En la homilía, el sacerdote instó a los fieles de Catacaos a fortalecer su fe en Dios y hacerlo en comunidad solidaria, teniendo en cuenta las circunstancias difíciles que están atravesando por el embate de la naturaleza, expresado en torrenciales lluvias, desbordes, inundaciones, huaicos y otros desastres.

Al término de la eucaristía, el sacerdote volvió a bendecir las hojas de olivo y tras abandonar el templo los devotos participaron de una breve procesión de imágenes del Señor Crucificado, Cristo montado en un asno, San Juan Bautista y Santa Rosa de Lima, por las calles del distrito.