Walac Noticias fue parte de una noche de camping organizada por la agencia La Vaca Loca en las Lagunillas de Chorro Blanco, una porción de bosque canchaqueño que se asemeja al paraíso que todo apasionado del frío y del follaje tiene por tarea conocer… fotografiar, gozar.
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El distrito de Canchaque se encuentra a tres horas de la ciudad y es conocido, además de producir en sus tierras uno de los cafés más cotizados, por el misticismo y la divinidad que rodea el paisaje.
En el quechua, la palabra «apu» significa «divinidad de la naturaleza», y es este término el que se utiliza para denominar a cada uno de los cerros que rodean al pueblo canchaqueño: Campanas, Michahuaca y Huayanay. El respeto por la tierra es tan profundo que ha elevado a nivel de atractivo turístico a los accidentes geográficos que comprenden esta parte de la región.
Es por eso que, además de Los Peroles de Mishahuaca y del mirador del Cerro Huayanay, las Lagunillas de Chorro Blanco se han convertido en un punto de entretenimiento ideal para unas horas de descanso y de aventura. Walac Noticias vivió la experiencia. ¡Toma nota y planea tu próximo viaje!
Lagunillas de Chorro Blanco
Después de un tramo de quince minutos en minivan, se asoma en el panorama un conjunto de piedras colosales que juegan el papel de soporte para una prolongación de agua dulce que combina muy bien con la vegetación que rodea el sitio. Las Lagunillas de Chorro Blanco se forman a raíz de la caída de agua de Chorro Blanco, una catarata a la que se llega luego de caminar tres horas cuesta arriba.
Casa provisional
A las siete de la noche todos empezaron a montar lo que sería su casa provisional para guarecerse de la noche: una tienda impermeable. El trabajo en equipo se evidenció desde el primer momento, las linternas y las manos para ayudar a equipar las carpas no se hicieron esperar.
Fogata
La fogata, además de cumplir la labor de fuente de calor, sirvió para cocinar las salchichas y los ‘marshmallows’ que conformaron la cena. Las risas, las bromas y las fotos amenizaron ese intervalo y dieron pase a que la confraternidad se hiciera cada vez más latente.
Degustación de macerados
Pero la sección «cena» no culminó ahí. Una degustación de macerados estaba incluida en la lista de actividades: la «primera», un cóctel de café denominado «Aroma de mujer», un macerado de maracuyá y uno de almendro fueron bien recibidos por los visitantes.
Tiempo de leyendas
Luego de comentar las características del sitio, Bryan Trelles y Daniela Acuña, representantes de La Vaca Loca, contaron algunas de las leyendas que contribuyen a que estos sitios tengan una pincelada de lo paranormal.
La Chununa
La Chununa es una mujer bonita y de estatura media que se caracteriza, además de su belleza, por tener los pies hacia afuera. Se comenta que los pobladores antiguos acudían al río a verla y, atrapados por sus encantos, eran embrujados. El proceso era irreversible, ya que incluso a los chamanes les era imposible quitar el maleficio porque se trataba de algo paranormal y no de la mano del hombre.
Don José
Conocido como «la animita», Don José fue un poblador que tuvo una muerte trágica y que fue enterrado hace cincuenta o sesenta años a las afueras de la provincia, pero su protagonismo no nació por su muerte, sino por su fama de hacer milagros. Daniela Acuña comenta, a modo de experiencia personal, que su madre tenía guardado el nombre de este señor en la lista de contactos solo para recordar su denominación.
«¿Por qué lo tienes guardado en tus contactos? ¿Y si te llama?», preguntó Daniela mientras bromeaba. La respuesta no se hizo esperar, al día siguiente su madre le avisó que había recibido una llamada de ese contacto.
«Solamente regresé a pedirle disculpas. Averigüé que estas almas hacen milagros con la finalidad de que las personas beneficiadas oren por ellas para que de una vez puedan descansar», afirma Daniela.
¿Cómo ser parte de esta experiencia?
La Vaca Loca organiza estos peculiares tours que incluyen el traslado de Piura a Canchaque, la movilización interna, la comida, los macerados y, por supuesto, la diversión. El costo es de ochenta soles y está abierto al público en general.
El paisaje que los visitantes observan al amanecer es propio de una foto postal.