Esta es una historia, no solo de emprendimiento, sino también de superación, valentía, fortaleza e inteligencia. Su protagonista: María de Lourdes Estrada Méndez, una mujer luchadora que le hizo frente a la adversidad.

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El 02 de julio del 2017, era el último día de clases de Lourdes, quien estudiaba Terapia y rehabilitación. Ese mismo día ocurrió lo inesperado, sufrió un terrible accidente. En ese momento su vida estuvo en juego porque entró en coma, al cabo de 7 días reaccionó y pudieron operarla para salvarla.

Sin embargo, este suceso la marcaría para siempre porque quedó invidente. “Durante un mes tuve que quedarme en el hospital, luego me trasladaron a Lima para continuar con mi tratamiento”, sostuvo Lourdes.

Aquel acontecimiento, la volvió más fuerte y la hizo reflexionar sobre qué era lo que quería para su vida. “Nunca perdí la esperanza, necesitaba continuar y hablé a la universidad para concluir, me aceptaron y luego empecé a trabajar en el Hospital Privado”.

Lourdes Estrada en el Hospital Privado del Perú

Con el paso del tiempo, culminó sus estudios e ingresó al internado. Es así que, desde setiembre del 2018, Lourdes viene trabajando como terapeuta en el Hospital Privado del Perú. Ella se traslada por los pasillos con la ayuda de su bastón, “aunque al inicio me costó, me he logrado adaptar rápido”, indicó.

En el Hospital, “realizo los tratamientos de acuerdo a mis posibilidades, por ejemplo, no puedo poner ultrasonido, pero sí hacer las terapias manuales”. Consciente de sus limitaciones, siempre busca una solución, por ejemplo, “pedí a mis compañeros que me marcaran el equipo para poder reconocer los cables al conectarlos y trabajar con normalidad”, reveló.

Como toda luchadora, no solo se gana la vida en el hospital, también decidió brindar sus servicios de manera personalizada. Esto no es nuevo para ella, pues desde antes del accidente lo hacía, “realizaba terapias, pero estudié porque a pesar de tener conocimientos, me faltaba el título”, comentó.

Es por ello que, decidió continuar prestando sus servicios, especialmente con aquellos pacientes que ya la conocen. “Acudo a las casas de quienes me llaman o sino ellos vienen a la mía, lo cual es mejor para mí porque me evitan los gastos y dificultades de traslado”, señaló.

Lourdes Estrada haciendo terapia a domicilio

Lourdes continúa aprendiendo. Ya nada da por sentado, porque sabe que la vida siempre trae sorpresas. Ella ha decidido enfrentar cada una con la mejor actitud posible y siendo fiel a su vocación: servir a los demás. Su fuerza y valentía la vuelven una emprendedora, pero sobre todo: Un ejemplo de mujer.

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