El video de una rectora dando correazos a sus estudiantes como castigo ha desatado la indignación y rechazo entre las autoridades y población de Ecuador. Las imágenes muestran a los alumnos arrodillados en el piso mientras la docente con una correa en mano los golpea.
Cuando termina de castigar a un estudiante, la profesional les grita y dice “siga”. Si por miedo o por astucia, los alumnos se ubican en una posición que no le agrada; ella arremete y los amenaza. “La próxima vez los correazos serán con el pantalón abajo y las faldas arriba”.
El maltrato físico contra un grupo de estudiantes ocurrió en la Unidad Educativa Isaías Garzón Loyola, ubicada en la comunidad de Gulag, de la parroquia Simbambe, en Alausí, un cantó de la provincia de Chimborazo de alrededor de 6.000 habitantes localizado a más de cuatro horas de la capital Quito.
Por su parte, el Ministerio de Educación de Ecuador declaró que se sancionará a la responsable de los abusos. El caso fue derivado a la Fiscalía General para que se inicien las investigaciones pertinentes y, si procede, se escale lo ocurrido al ámbito penal.
Acciones adoptadas por las autoridades
Entre las primeras acciones adoptadas por las autoridades está la prohibición a la rectora de acercarse a los estudiantes maltratados físicamente. La docente no puede estar cerca del establecimiento educativo, del hogar de los estudiantes o de cualquier sitio en el que pudieran estar los adolescentes.
Sybel Martínez, directora de Rescate Escolar, escribió en su cuenta de Twitter que la razón por la que la rectora dio de correazos a sus alumnos es porque “en días pasados se habían cortado los brazos”. Ante esa “actitud negativa”, los padres de los adolescentes pidieron a la rectora que los castigue. “Atentaron contra su vida y la respuesta fue pegarles”, escribió indignada Martínez. Además, calificó al acto como “repudiable”.
El viceministro de Educación, Andrés Chiriboga, sostuvo que se han iniciado las rutas y protocolos para la erradicación de la violencia en las instituciones educativas. “Esto implica el levantamiento de un informe por parte de los DECE (Departamento de Consejería Estudiantil); además, para realizar una evaluación inicial de cuál es el impacto psicológico que podrían tener nuestros estudiantes, sus familias y sus compañeros que estuvieron observando este acto; los mismos que también son víctimas de un espectáculo lamentable de violencia”, puntualizó.
Incluso, en lo referente a la educación formal es popular el dicho “la letra con sangre entra”.
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