En el centro poblado Narihualá, del distrito de Catacaos, ubicado en la provincia de Piura, Betty Benites Litano (44) convierte sus manos en herramientas mágicas para crear arte. Con habilidad y dedicación, esta talentosa artesana elabora sombreros, carteras, cofres, paneras, abanicos y otros productos en paja toquilla, una fibra vegetal que ha sido parte de la tradición cultural de su comunidad por generaciones. Sus creaciones no solo son adquiridas por turistas locales, sino también por visitantes nacionales e internacionales que valoran el arte y la cultura de la región piurana.
El legado tejido de madre a hija
Betty aprendió este oficio a los 12 años de manos de su madre, Josefa, quien le enseñó todas las técnicas para transformar la paja toquilla en productos hermosos, coloridos y funcionales. Hoy, ella continúa esta tradición familiar, transmitiendo sus conocimientos a sus propios hijos.
“Fue mi madre quien me enseñó cuando yo tenía solo 12 años. Ahora yo estoy enseñándole a mis hijos a tejer los productos de paja toquilla y ellos harán lo mismo con sus hijos, para que nuestro arte perdure en el tiempo y se transmita de generación en generación”, expresa Betty con orgullo y entusiasmo.
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La paja toquilla es una fibra vegetal extraída de una palmera sin tronco que proviene de San Miguel de El Faique, ubicado a cuatro horas de Piura. En Narihualá, los artesanos blanquean y pintan esta fibra con tintes naturales antes de tejerla, un proceso que requiere paciencia, destreza y creatividad.
Un emprendimiento que crece junto al turismo
Tras más de 20 años de dedicación, Betty ha logrado consolidar su emprendimiento en un lugar estratégico: el Museo de Sitio Narihualá, un sitio arqueológico declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2003. Este espacio, muy concurrido por turistas, se ha convertido en una vitrina perfecta para sus productos, que se venden como “pan recién horneado”.
Betty es usuaria del programa Juntos, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), que le ha brindado capacitaciones para fortalecer su negocio. Gracias a estos talleres, ha perfeccionado su técnica de tejido y mejorado sus habilidades administrativas, lo que le ha permitido profesionalizar su emprendimiento.
Reconocimiento y orgullo comunitario
El trabajo de Betty no solo le ha dado independencia económica, sino también reconocimiento dentro y fuera de su comunidad. Ha recibido diversos diplomas y certificados por su destacada participación en ferias y eventos de gran relevancia, llevando el nombre de Narihualá a nivel nacional.
Su labor va más allá de lo económico; es un ejemplo de perseverancia y amor por su cultura. A través de sus manos, preserva las costumbres y tradiciones de su pueblo, inspirando a futuras generaciones de tejedoras que continuarán honrando el legado de la paja toquilla.
Para Betty, cada producto que elabora no solo representa un ingreso para su familia, sino también una oportunidad para compartir su historia y su arte con el mundo. Su trabajo enorgullece a su comunidad y refuerza la identidad cultural de Narihualá, demostrando que el arte tradicional puede ser una fuente de desarrollo sostenible.