He de decir que mi vocación por el Derecho nació casi al mismo tiempo que mi interés por el Gobierno del país. Tenía yo 11 años de edad y transmitían los debates de la Asamblea Constituyente en el año 1978, los veía en televisor blanco y negro y ya por esos años mi amigo y mentor “Mañuco” Castro, a los 9 años, me había hecho delegado de fútbol de un equipo de adultos en mi barrio “Sur”.
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Sabía hablar en público y me encantaba ver los debates parlamentarios. Mi curiosidad por saber más, me llevaba a ir a la biblioteca municipal los sábados a leer, me impresionaban los debates parlamentarios de don Luis Alberto Sánchez y Sánchez por su inmensa sabiduría.
Un sábado le pregunté a mi madre, ¿Qué profesión tenían los parlamentarios? Mi madre me dijo: “La mayoría son abogados”. Así que yo desde los 11 años tenía claro que quería ser abogado, eso lo pueden decir todos los amigos de mi barrio de esa época. Soñaba ser abogado para luego poder servir a la patria como diputado.
Yo nací en un tiempo en donde solo había 2 canales y luego 3 de Televisión, en donde veías todo en blanco y negro. En esa época, el deporte y la política eran las formas naturales de entretenimiento sano ciudadano; los jóvenes de esa época no solo se interesaban si no que era muy normal sentirse parte de una agrupación política. Iban en masa a los locales partidarios a aprender guitarra, oratoria, etc.
Para los jóvenes de ese tiempo, ser de un partido político era formar parte de un sueño colectivo de cómo cambiar, mejorar, transformar tu país. Fue para mí muy natural elegir ser aprista a los 15 años. De hecho, mi sueño interior era algún día servir a mi patria como diputado proponiendo leyes para la Región. Nadie de esa época llegaba a un partido para hacerse rico o verlo como un negocio, mi vocación iba en consecuencia en forma paralela.
Cuando terminé la secundaria en mi hermoso Colegio Salesiano “Don Bosco”, inmediatamente me empecé a preparar para intentar ser abogado. Lo malo es que no había Derecho en Piura y se abrió la posibilidad que vaya a Lima a estudiar y así fue; me fui a Lima y postulé en la Universidad Pontificia Católica del Perú e ingresé.
Regresé a Piura y cuando volví a Lima para matricularme, el bus en el que iba se accidentó, casi me mato. Al llegar a Lima golpeado y fuera de hora, mi tío Otto por más que habló con todo el mundo para que me hagan el examen médico no me lo quisieron hacer. Entonces, perdí de ser abogado en la Católica.
Dos años después volví a postular en Chiclayo y volví a ingresar, pero mi madre fue clara en decirme que era imposible que yo pueda estudiar por la crisis económica. Tuvo que ser la UDEP que abrió en noviembre de 1989 la Facultad de Derecho en Piura y en marzo de 1990 ingresé. Aún tenía mi sueño perenne de querer ser diputado luego que termine mi carrera de abogado. Sin embargo, el 05 de Abril de 1992 el golpe de Estado de Fujimori cambió las cosas. De pronto el país cambió completamente. El APRA, el partido al que a los 15 años me había inscrito con el sueño de servir al país, de pronto fue perseguido en forma inmisericorde. Las noticias a diario etiquetaban a todos de ladrones y corruptos.
En 1992, el extinto alcalde Aguilar me ofreció en dos oportunidades ir en su lista para regidor, pero yo estaba terminando mi carrera.
Terminé en diciembre de 1995 y en marzo de 1996 ya estaba trabajando en Registros Públicos. Digamos que mi carrera profesional se impuso a mi vocación de servicio a través de la política. En Registros estuve 5 años trabajando, llegué a ser registrador público y luego de aquella hermosa experiencia, empecé a asesorar municipios, Caja Municipal, Dirección Regional, Gobierno Regional, entre otros. De hecho, mi inclinación por ser un consultor privado se impuso lentamente a la vocación de ser político.
Una cosa adicional, es que justamente, no dejé de especializarme en el servicio público por mi firme voluntad de dedicarme solo a este, he hecho 7 post grados. En el 2010 al terminar mi función como Gerente de Asesoría Jurídica del Gobierno Regional de Piura digamos que tenía suficiente preparación para ofrecer un servicio público de calidad. Después de todo había sido uno de los primeros puestos de mi Promoción Universitaria, igual que en mis posts grados.
Sin embargo, el anti aprismo imperante en el Perú desde el 2011 ha hecho imposible que sucesivamente pueda alcanzar metas profesionales. En enero del 2011 presenté mi Curriculum para ser Juez Mixto en Sechura sin éxito, postulé para ser Director de una ONG y pasó lo mismo, dijeron que al haber trabajado en un gobierno aprista iba a ser un problema. A pesar que no tenía ni una sanción de nada, el Gobierno Regional de Piura y el de Humala no abrirían las puertas.
En marzo de 2011 postulé a una Asociación Bananera, igualmente quedé en primer lugar en los exámenes respectivos, pero me dijeron que sus normas permitían escoger a cualquiera de los 3 primeros lugares; postulé para ser jefe del Órgano de Control del SAP Piura y nada.
Por mi formación salesiana, y luego udepina yo aspiraba a tener un trabajo en el que, igual que siempre tenga horario de entrada y salida, marque tarjeta y aunque no busqué una y otra vez no lo logré. Entonces, me di cuenta que el sector público me había cerrado las puertas.
Decidí postular en el sector privado y gané los concursos que se presentaban. No me quedó otra alternativa que ser consultor privado, dichas consultorías me llevaron a viajar por varios lugares del Perú y ser invitado en programas de Televisión. Hubo un amigo que frente a esta historia me ayudó en el manejo de medios.
Terminé escribiendo en varios side internet y hasta en un diario importante de Piura. Las personas que me conocen saben que nunca me ha gustado la publicidad y esas cosas; me cuesta mucho ponerme frente a una pantalla de Tv. Me cuesta más que mi foto aparezca en portales de internet, lo terminé haciendo para poder sobre vivir como abogado litigante y consultor privado.
Ser abogado litigante para mí ha sido un paso forzado por la vida. No me gusta ni siquiera usar el Facebook, lo utilizo para opina, sí; pero también como herramienta de publicidad de mi trabajo. Es asfixiante para mí el trabajo que desplego, llegar a lugares y que la gente me señale o me salude sin que los conozca es alucinante, pero también es muy duro para mí.
Lo duro de litigar es que los que llegan a buscarte desesperados por sus problemas, una vez que les has ganado se hacen humo y no te pagan, no te contestan los mensajes si quiera. No todos ni la gran mayoría hacen eso, pero si muchos hacen eso. No valoran tu trabajo.
Digamos que nunca imaginé que tener un pensamiento determinado iba a ser un obstáculo para mi vida profesional. No toman en cuenta que soy salesiano, ni egresado de la UDEP, no toman en cuenta que pertenecí a la primera promoción de Derecho, que fui uno de los primeros puestos, no toman en cuenta toda le experiencia profesional ni los posts grados.
Por eso, hago conocer que he sufrido en carne propia una solapada discriminación solo por llevar el pensamiento que tengo. Espero algún día el Perú supere ésta forma criminal de satanizar a las personas. Debemos caminar por lugares mejores, de eso depende nuestro destino como nación y país. Ni más ni menos.
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