Entre conversaciones sobre las obras ocultas de Chabuca Granda y los logros de Serj Tankian, conocimos a Raúl Santiago Escalante, un músico de 25 años con un proyecto artístico que no puedes perderte.
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El espíritu musical de Raúl nació en casa, cuando un grupo de personas con ocupaciones distintas y muchas diferencias, lograba un vínculo especial a través de la música. «Me gustaba ver como toda mi familia conectaba cuando mi papá sacaba la guitarra, mi tío lo seguía y después todos estaban tocando y cantando. Lo especial es poder transmitir eso que sentía al ver a mi familia emocionarse con la música».
Rara Avis
Raúl Santiago es, gracias a lo que llama su ‘biblioteca musical’, el creador de Rara Avis, una propuesta distinta que trae al Perú el neocriollismo. «Este estilo nace de toda la música que escuché gracias a mi familia y la que escucho por gusto propio. Me encanta Óscar Avilés, el dúo con el zambo Cavero, el trabajo de Chabuca Granda, sus discos raros, los temas en francés… También tenía mi cassette de Almendra, y me gustan las bandas un poco más occidentales como My Chemical Romance o System of a Down», cuenta Raúl, quien además considera el escuchar música nueva como una tarea de su profesión.
La idea fundamental del neocriollismo es unir lo mejor de cada género. «Me encanta la atmósfera que crea Manuelcha Prado, ese misticismo de los andes, me gustan los vibratos, los cambios de voces… quiero añadir ese misterio a mis canciones y a la vez darles ese toque de la guitarra eléctrica y los sonidos más modernos».
Tal vez por todas estas ideas, es que su padre lo consideró siempre un rara avis. «Es un término en latín que significa ave rara. Cuando buscábamos un nombre, ese calzaba perfecto. Los cantantes son un rara avis porque la voz es el único instrumento que usa palabras. Ahora, todo eso es parte de mí».
Ser músico en el Perú
Fue precisamente Carlos Santiago, el padre de Raúl, quien lo ayudó más en el mundo de la música. «Mi papá me dijo, si vas a estudiar música, tienes que ser el mejor. Y yo sé que el camino es difícil, pero es así siempre. Es decir, si hubiera estudiado arquitectura o derecho, estaría igual, buscando qué hacer. Lo mejor es que estoy en algo que me gusta y el día que me canse de intentar, voy a cambiar. Pero, si me muero intentando, en buena hora pues».
Y es que Raúl nunca se vio haciendo otra cosa que no fuera música. «De niño me llamaba mucho la atención la idea de poder volverte loco en un escenario con una guitarra y que la gente lo disfrute. Pensé: oye, ¿puedes hacer eso? ¿puedes ganar plata así? Yo quiero».
La función de la música
Parafraseando a Spinetta, Raúl explica que la música no tiene una finalidad concreta, sino que tiene el poder de establecer una conexión profunda entre las personas. «Es genial poder conectar con la gente de manera íntima a través de mis canciones. Es algo que no puedes hacer cuando vas por la calle o cuando saludas. Entonces, la música me da eso, el poder de conectar con quienes me escuchan».
Próximos proyectos
Raúl espera primero, consolidar su apuesta con el neocriollismo, hacerse conocido a través de presentaciones en vivo y terminar la grabación de otras canciones que ya ha preparado junto a su amigo y productor Jorge Alayo. Luego, verá la manera de hacerse un instrumento propio parecido a un ukelele y a una guitarra, y de hacer un concierto acústico con contrabajo y piano, o vivir otra experiencia espectacular como la que pasó cuando fue telonero de mar de copas. Pero, todo a su tiempo.
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