Nuestro fiel compañero puede contagiarnos de alguna enfermedad sin darnos cuenta. Por ello, es recomendable llevarlo al veterinario cada cierto tiempo para descartar cualquier molestia. Asimismo, se debe tener cuidado con el contacto entre tú y tú mascota.

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También conocidas como enfermedades zoonóticas, entre las más comunes están: la leptospirosis, la rabia y la toxoplasmosis. Las primeras son contagiadas del perro al humano y la última, es contagiada del gato al humano.

El Dr. Miguel Rodríguez, de la veterinaria “Santa Isabel”, nos comentó en qué consiste cada una.

Leptospirosis

Esta enfermad se da por medio de “una bacteria que mayormente suele ser transmitida por la orina de las ratas, y si algún perro tiene contacto con esta se contagia. Por lo tanto, cuando el perro se ha contagiado es más fácil que el humano también adquiera la enfermedad”, explicó el veterinario.

La bacteria se encuentra en la orina del animal, por lo que cualquier contacto con esta ocasionaría que el humano padezca la misma enfermedad. Por ejemplo, si un perro orina cerca a un charco y una persona -que tenga una herida en el pie- pisa ese charco, se puede contagiar.

Hay que tener en cuenta que, según el especialista, “en épocas de lluvias o durante el fenómeno de El Niño, esta enfermedad es de las más padecidas”.

Rabia

Es la enfermedad más conocida y durante un tiempo fue muy común que las personas la padezcan. Sin embargo, han disminuido sustancialmente los casos de rabia, ya que”ahora existen más cuidados con las mascotas y hay un programa de vacunación”, agregó el experto.

Toxoplasmosis

Es la enfermedad de los gatos. Se trata de un parásito que expulsan los gatos en sus heces. Según el veterinario Rodríguez, el gato debe estar “muy enfermo para poder eliminar grandes cantidades y se produzca el contagio”, añadió.

También señaló que existen muchos mitos sobre esta enfermedad. “Muchos doctores les dicen a las gestantes que tener gatos complica los embarazos o las puede volver estériles”.

Sin embargo, eso no es totalmente verdad pues aquellas personas que han crecido con los gatos, desarrollan anticuerpos que les ayudan a ser menos propensos de adquirir la enfermedad.

Si puede ocasionar alguna alteración en el caso de una embarazada que nunca antes ha tenido un gato y, en su último tercio de gestación, entra en contacto con uno muy enfermo. Evidentemente se contagiará y ocasionará el aborto o alguna deformación en el bebé.

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