Tener mascotas resulta beneficioso para las personas mayores. Existen investigaciones que destacan la relación entre cuidar de una mascota y tener buena salud. Estos estudios indican que los mayores que conviven con animales de compañía suelen tener menos problemas asociados con la edad. La razón es muy sencilla: los mantiene activos.

Cosas como: sacar a pasear al perro diariamente o jugar con el gato, por ejemplo, ayuda a mejorar la salud cardiovascular y respiratoria, activa la circulación sanguínea y evita la retención de líquidos, mantiene el cuerpo ágil y en forma, reduce la posibilidad de padecer obesidad, mantienen a raya al colesterol malo, disminuye la presión arterial y reduce el riesgo de padecer infartos. Los expertos apuntan que, por todo ello, los mayores que tienen animales a su cargo disfrutan de una mayor esperanza de vida, y esta, a su vez, es más saludable, de mayor calidad.

Estabilidad emocional

No solo es beneficioso para la salud física, también es bueno para la estabilidad emocional y la salud mental. El convivir con una mascota evita la sensación de soledad que sienten muchos mayores. Por un lado, tener un animal supone estar acompañado. Jugar con la mascota, tener la obligación de cuidarla, de alimentarla y de sacarla a pasear, si se trata de un perro, hace que los mayores no se aburran y se sientan útiles.

Cuando los hijos ‘vuelan del nido’, muchos padres padecen el síndrome del nido vacío. Por eso, además de no sentirse solos, se sienten útiles de nuevo porque la mascota se vuelve miembro de la familia, lo que permite contrarrestar posibles como: casos de tristeza o depresión asociados a esta nueva situación familiar. Incluso en aquellos casos en los que la soledad deriva de la pérdida de la pareja.

Conservar la mente ágil

Por otro lado, ayuda a conservar la mente ágil. El cuidado del animal, los horarios de las comidas, su aseo diario, la limpieza de su zona de juego o de descanso, todo ello es beneficioso para la memoria. Incluso tiene efectos positivos en aquellos casos en los que se padecen enfermedades neurodegenerativas.

Finalmente, tener en casa a un animal de compañía obliga a muchos mayores a interactuar con otras personas y a socializar con ellos, por lo que reduce el riesgo de que se produzcan situaciones de aislamiento o abandono.

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