La noticia saltaba hace unos días: WhatsApp ha ampliado el tamaño máximo de archivo que puedes enviar a través de su servicio de los 100 MB a los 2 GB. De momento lo están probando en Argentina, pero no cuesta pensar que próximamente será algo disponible en todo el mundo.
WhatsApp busca poder competir con Telegram, que ya lleva desde julio de 2020 permitiendo el envío de archivos de ese tamaño. Es lógico que se busque igualar ese tamaño, pero hay un problema: este cambio puede suponer un desastre para muchos usuarios de WhatsApp.
La razón está en el modo con el que se gestiona el almacenamiento de los chats. Telegram utiliza una nube en la que (de momento) se guarda todo el histórico de nuestros chats. Indefinida y eternamente, sin límites, por muchos GB de información que envíes o recibas. Este servicio tiene un modo muy simple para controlar que toda esa información no sature nuestros iPhone: en sus ajustes podemos elegir cuántos GB queremos dedicar al almacenamiento local de los chats.
El mínimo es 5 GB, algo perfectamente asumible en todos los iPhone de los últimos años. Con sólo ajustar esta opción ya resuelves cualquier problema de almacenamiento que pueda provocar Telegram. Tú eliges la cantidad de información que se queda descargada en el iPhone, mientras que el resto sigue siendo accesible desde su nube:
No ocurre lo mismo con WhatsApp. Este otro servicio de mensajería almacena todos los datos localmente, en el teléfono, y nunca nos alerta de la cantidad de espacio que va ocupando. Y al ritmo en que usamos WhatsApp, donde algunos usuarios reciben vídeos personales y de chistes constantemente, ese espacio puede ser mucho en muy pocos días.
Poco a poco las opciones para liberar espacio en WhatsApp han ido mejorando, pero no es suficiente. No hay alarmas, no hay modo de que un usuario general se de cuenta del espacio que ocupan sus conversaciones. Y eso provoca situaciones de récord como las que os aseguro que he visto en terminales de clientes: WhatsApps que ocupan 30, 50 o incluso 70 GB.