El crack brasileño fue detenido el 6 de marzo por documentación adulterada y podría enfrentar una pena de hasta cinco años de prisión.

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En este mundo que supera a la ciencia ficción, con la pandemia del coronavirus quebrando cualquier relato leído a medianoche, ya tampoco sorprende un hecho que hasta hace un mes hubiera sido inimaginable: Ronaldinho, el astro del fútbol mundial, preso en una cárcel de máxima seguridad de Asunción.

Desde el 6 de marzo, junto a Roberto de Assis, quien supo ser el líder del Barcelona donde comenzaba a destaparse un joven Lionel Messi hoy es un detenido más en un cuartel especial de la policía.

El presidente Jair Bolsonaro quiso ayudarlo para que fuera excarcelado, luego de ser apresado con un pasaporte fraudulento en una megacausa en la que hay 16 imputados y en la que la Fiscalía investiga a una organización criminal acusada de haber blanqueado 400 millones de dólares durante el último lustro.

El estado emocional de Ronaldinho empieza a preocupar
Esta fue la última fotografía del crack brasilero en la carcel de Paraguay.

Un preso no tan preso

Como la Justicia paraguaya sólo tramita los recursos urgentes y el coronavirus tapa todo, queda hasta olvidada la presencia de Ronaldinho en la cárcel. Pero ahí está, como el centro de atención de los demás presos. No pudo lograr la libertad provisional ni la prisión domiciliaria, mientras su defensa dice que fueron víctimas de una “nacionalización express paraguaya”.

Su día comienza con un desayuno con galletas y mate cocido, aunque también bebe mucho café. Solamente él sabe lo que sufre ahí adentro, con la posibilidad de que la causa por fraude documental termine en una pena de hasta cinco años de cárcel. Ronaldinho cumple un mes en la cárcel y aún no sabe cuándo saldrá.

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