Todos nos sentamos del mismo modo en el retrete y todos lo hacemos mal. Según explica, el médico gastroenterólogo estadounidense, Henry Bockus “la postura ideal para defecar es la posición de cuclillas, con los mulsos flexionados sobre el abdomen”.

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Defecar es una de nuestras necesidades fisiológicas básicas e ir al retrete una actividad íntima, de la que no se habla mucho, pero que todos realizamos.

Sobre la posición

Según explica uno de los fundadores de la gastroenterología moderna, el médico estadounidense Henry L Bockus, en el manual de referencia de la especialidad (cuya edición definitiva se publicó en 1974) “la postura ideal para defecar es la posición de cuclillas, con los mulsos flexionados sobre el abdomen. De esta manera disminuye la capacidad de la cavidad abdominal y aumenta la presión intra-abdominal, que favorece la expulsión”.

Foto: El Confidencial

En este proceso juega un papel fundamental en el músculo puborrectal, que es el encargado de contener las heces mientras no queremos expulsar estas, actuando como una especie de cabestrillo para el recto.

Cuando nos sentamos en nuestros modernos inodoros, el recto se afloja, pero sólo parcialmente.

Sólo la postura de cuclillas garantiza que el músculo puborrectal libere por completo el camino que han de recorrer nuestros excrementos.

Basta con un banco

Parece una idea extravagante que empecemos a hacer nuestras necesidades de cuclillas, pero no lo es. Muchas dolencias comunes como el estreñimiento, las hemorroides e incluso la apendicitis se han incrementado desde la aparición del retrete moderno.

No dejamos de ver anuncios en los que se aconseja el consumo de fibra para aligerar nuestro vientre, cuando en realidad es mucho más efectivo cambiar la postura en la que defecamos.

Un banco es necesario para mejorar la postura de hacer nuestras necesidades fisiológicas. Foto: El Confidencial

Una buena solución

Esto no quiere decir que tengamos que cambiar el retrete por el patio trasero de casa: la postura de cuclillas puede adaptarse fácilmente en nuestros inodoros. Hay incluso empresas peruanas que comercializa una especie de peldaño diseñado para que sea más fácil ponerse de cuclillas en el hinodoro.

Sin embargo, no es necesario gastarse el dinero, en realidad basta con utilizar un pequeño taburete que nos permita mantener los pies en alto o, sencillamente, adoptar la posición encima de la taza. Nuestro cuerpo lo agradecerá.

Fuente: El Confidencial

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