La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que este fenómeno se debe al consumo inadecuado de antibióticos sin receta médica.
La automedicación, es una práctica que ha aumentado en los meses que van de la pandemia por COVID-19.
“Conforme hemos recopilado más datos científicos, nos hemos percatado con mayor claridad y con creciente preocupación de la velocidad a la que antibióticos fundamentales están dejando de ser eficaces en todo el mundo”, reveló el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mediante un comunicado.
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A través de la información recolectada en el informe del Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia y el Uso de los Antibióticos (GLASS), proveniente de más de 64.000 sitios de vigilancia y más de dos millones de pacientes reclutados en 66 países de todo el mundo, la OMS pudo comprobar la alarmante situación de los antibióticos y su pérdida de eficacia para combatir los microorganismos (bacterias, virus, hongos o parásitos) que producen enfermedades.
¿Qué es la resistencia a los antimicrobianos?
La resistencia a los antimicrobianos (o farmacorresistencia) se produce cuando los microorganismos, sean bacterias, virus, hongos o parásitos, sufren cambios que hacen que los medicamentos utilizados para curar las infecciones dejen de ser eficaces.
La resistencia a los antimicrobianos es el término más amplio para la resistencia de diferentes tipos de microorganismos.
Ello abarca la resistencia a los medicamentos antibacterianos, antivirales, antiparasitarios y fungicidas.
¿Cuáles son las causas del aumento de la resistencia a los antimicrobianos?
Según la OMS, este problema sanitario se debe al uso inadecuado de los medicamentos, como, por ejemplo, al tomar antibióticos para tratar infecciones víricas como el resfriado o la gripe, o al compartir el tratamiento con otros pacientes. Lo que conocemos como automedicación.
La falta de empeño de los gobiernos en la lucha contra estos problemas, las deficiencias de la vigilancia y la reducción del arsenal de instrumentos diagnósticos, terapéuticos y preventivos también dificultan el control de la farmacorresistencia, señaló la OMS.
Automedicación: un peligro latente durante la pandemia de la COVID-19
La actualidad de la pandemia recoge un problema mucho mayor: una enfermedad que no tiene un tratamiento de atención ni un fármaco eficaz que ayude a combatir el nuevo coronavirus. Lo que sí existen son muchos estudios aislados, pero no concluyentes, que recomiendan el uso de ciertos fármacos como parte de un tratamiento para pacientes COVID-19.
Eso ha provocado un aumento considerable de la automedicación. Un problema que, si bien existía antes de la pandemia, se ha notado un aumento considerable en medio del estado de emergencia que viven los países a nivel mundial. Sobre todo de medicamentos como la Hidroxicloroquina, Azitromicina, Ivermectina, Paracetamol, entre otros.
“Los datos científicos apuntan a que solo una pequeña fracción de los pacientes que presentan esta enfermedad [nuevo coronavirus] requiere antibióticos para tratar infecciones bacterianas posteriores, y la OMS ha publicado orientaciones en las que desaconseja la administración de tratamiento y profilaxis antibióticos a los pacientes con COVID-19 leve o a los pacientes en los que se sospeche o se haya confirmado que presentan COVID-19 moderada, salvo que existan indicaciones clínicas para hacerlo”, escribió la OMS en su comunicado.
Pero la resistencia a los antimicrobianos no es el único problema que podría causarnos la automedicación.
El doctor Huerta señaló que “todos los medicamentos tienen efectos secundarios”, por lo tanto, si debe evitarse el consumo sin control médico.
“Sus efectos secundarios son mucho más grandes que sus beneficios, y pueden tener un efecto secundario sin ningún tipo de beneficio”, aclaró.
Mitos y verdades sobre la automedicación
El Ministerio de Salud exhortó a la ciudadanía a no tomar medicamentos sin prescripción médica. Explicó que el consumo sin prescripción médica de un profesional podría ser más perjudicial que la enfermedad.
Mito 1: “Lo que funcionó en mi amigo, funcionará en mí”. El Minsa aclaró que cada persona y tratamiento es diferente y es el médico quien decide la medicina, la cantidad y duración del mismo.
Mito 2: “No pasa nada si tomo una pastilla”. El sector explicó que el uso de medicamentos sin receta puede encubrir síntomas de alerta de problemas serios, generar riesgos a la salud y retrasar el inicio del tratamiento.
Mito 3: “Cuando me recetan un medicamento, me sirve para toda la vida”. El Minsa aclaró que las recetas son únicas para cada paciente y enfermedad.
Mito 4: “Los medicamentos caros son mejores”. La institución aseguró que los medicamentos de marca y genéricos tienen el mismo beneficio terapéutico.
Mito 5: “Se puede usar los medicamentos que sobraron de ocasiones anteriores”. Aclaró que la automedicación puede ocasionar que los tratamientos sean más prolongados y generar reacciones adversas.
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