‘Fierros Asesores Construcciones y Servicios Generales’ es una empresa que viene creciendo muy rápido desde hace dos años. Todo comenzó un 25 de marzo del 2015. El hijo mayor de los Martínez, Guillermo, decidió cumplir el sueño de sus padres: constituir una empresa familiar en el rubro del metal.

“Mi madre, Carmen Palacios, siempre nos dijo que quería que tuviéramos una empresa y mi padre, Guillermo Martínez, creció con esta idea desde los 21 años: tener una empresa familiar a la que llamaría ‘Fierros’. Un negocio enfocado en el trabajo del metal, que por años había sido un conocimiento heredado en la familia de mi padre, generación tras generación”, dijo Maricarmen Martínez, la hija menor de la familia.

“La Industria Metal Metálica es algo que llevamos en nuestras venas”, agregó “Desde pequeña crecí viendo como mi papá se ganaba la vida trabajando el metal en el taller de mi abuelo. Esto viene de familia, desde mi tatarabuelo. Todos se dedicaron a esta industria. Mi papá trabajó mucho tiempo en este oficio como independiente. Hacía sillas, mesas, artefactos con metal”, sostuvo Maricarmen.

El éxito no fue fácil de alcanzar. La familia Martínez tuvo primero que superar la pobreza que vivieron por muchos años para poder emprender. “Nosotros vivíamos en el A.H. Campo Polo, al costado del conocido ‘Campo Papal’, un basural al que le llamaron así porque fue uno de los lugares que visitó el Papa Juan Pablo II cuando vino a Perú. Éramos muy pobres, algunos días tuvimos que afrontar el hambre con una sonrisa para que papá no se sintiera mal”, nos contó con ternura Maricarmen.

“Recuerdo que cuando era niña mi mamá me mandaba con un papelito a pedir arroz y plátano donde mi abuela y eso era lo que comíamos. Había días en que no comíamos nada. Mi niñez y la de mis hermanos no fue sencilla, tuvimos muchas carencias económicas pero éramos felices” indicó.

Éramos muy pobres, algunos días tuvimos que afrontar el hambre con una sonrisa para que papá no se sintiera mal

Maricarmen nos cuenta que su familia también fue víctima de burlas y discriminación. “Cuando mi hermano mayor, Guillermo, estudiaba en la Universidad Nacional de Piura (UNP), sus compañeros lo molestaban porque siempre iba a clases con la misma ropa. Nuestros vecinos se burlaban de nosotros porque vivíamos al costado de un basural”, señaló.

“Gracias a Dios poco a poco salimos adelante. Mi madre también quiso que seamos profesionales y siempre nos inculcó que estudiemos. Por eso, cada vez que uno de sus hijos ingresaba a la universidad era una alegría para la familia”, sostuvo.

Hoy en día tres de los hermanos ejerce su profesión y dos, los menores, son estudiantes. “Mi hermano mayor, Guillermo,  es ingeniero industrial; el segundo, Carlos, es economista; el que le sigue, Roberto, es contador; Francisco es estudiante de Economía y yo de Medicina”, agregó.

De este modo, la economía de la familia Martínez Palacios empezó a mejorar de a pocos. Cada uno de sus integrantes encontró trabajo. Pero quizá el golpe de suerte fue el hecho de que Guillermo Martínez, cabeza de la familia, empezara a trabajar en el Sindicato Energético (SINERSA), dedicada a la construcción de obras para la generación eléctrica.  Desde ahí todo comenzó a mejorar.

No obstante, según Maricarmen, su madre tuvo un papel importante en el éxito de la familia. “Ella siempre nos incentivó a salir adelante, a ser profesionales y emprendedores. Ella es muy católica. Siempre nos echa la bendición antes de salir a la calle. Nos dice que todo lo bueno que nos pasa son sólo milagros, que Dios siempre escucha y echa una mano”, señaló Martínez.

Nuestra madre nos incentivó a salir adelante, a ser profesionales y emprendedores

Los años 2015 y 2017 fueron los de mayor crecimiento para los Martínez. El 25 de marzo del 2015 iniciaron la empresa; y con ella, se enrumbaron en la aventura del emprendimiento. Al principio fue difícil, hubo muchos obstáculos. “Mis hermanos y yo nos levantábamos muy temprano para buscar clientes, tocábamos puertas de casa en casa, de empresa en empresa. Entre seis y ocho meses sólo hicimos trabajos pequeños: sillitas, escaleras, mesitas. La sufrimos”, sostuvo Maricarmen.

“Hasta que un día alguien les dio una oportunidad”, agregó. Se trata de Gladys Viera, la madrina de Carlos Martínez, uno de los cinco hermanos. Los emprendedores habían salido a buscar clientes en Bello Horizonte; y al poco tiempo, Viera, quien en ese entonces era jefa de la directiva de la zona, decidió confiar en ellos y los contrató. Les encargó hacer el techo de la Iglesia de Bello Horizonte. “Ese fue nuestro primer trabajo grande”, afirmó Maricarmen.

Nos cuenta también que comenzaron a operar con una máquina de soldar pequeña, de ‘segunda’. Ahora tienen seis máquinas de soldar grandes, su propio taller, una oficina y 13 trabajadores. Se mudaron a vivir de Campo Polo a Santa María del Pinar. Hace pocos días consiguieron un contrato para una empresa agrícola, RAPEL. Se encargarán de hacer el techado y su  infraestructura metálica. “Es uno de los clientes más grandes que hemos tenido. Estamos muy felices”, nos dijo Maricarmen.

“La noticia nos cayó de sorpresa. Habíamos mandado una cotización a esa empresa hace dos meses y no habíamos obtenido respuesta. Pensábamos que ya no nos llamarían. Pero gracias a Dios lo hicieron. Es curioso, mi mamá tuvo una corazonada antes que nos contraten”, nos dijo la menor de los Martínez.

Este último contrato los animó a querer salir del anonimato para contar su historia, y de esta forma, motivar a los emprendedores a que persigan sus sueños. “Ahora que hemos superado la pobreza y empezamos a tener una vida mucho mejor, sólo queremos que muchos jóvenes vean nuestro testimonio como un referente, y se den cuenta que si te lo propones puedes lograrlo todo. No importa que no tengas mucho dinero para emprender. A Dios rogando y con el mazo dando”, finalizó Maricarmen.