Las micro y pequeñas empresas (Mypes) sufren los estragos de una crisis política que las desabastece y perjudica sus campañas, por ejemplo, la navideña, que solo logró vender el 60% de sus productos. Este panorama las arrastra a la morosidad y, como daño colateral, a la informalidad, que para la doctora en Dirección de Empresas, Brenda Silupú, se ha agudizado en Piura tras el estadillo social peruano.
Las Mypes representa en promedio el 99% de la economía peruana, pero lamentablemente no han superado todavía los niveles prepandemia, mucho menos ahora que otra crisis, esta vez social y no sanitaria, alcanzó al Perú, desde el inestable 7 de diciembre de 2022.
El salto a la informalidad
Las protestas, bloqueos y desabastecimientos se personifican en un duro 40% de producción no vendida en la campaña navideña del 2022, según cifras alcanzadas por Silupú. Como resultado, los microempresarios llegan a un contexto más difícil con deudas, lo que se convierte en un salto a la informalidad.
«Si no generan los ingresos suficientes en las campañas que ellos han estimado, no van a poder pagar (los préstamos del banco), entonces, como no lograron las ventas de la campaña navideña ya están endeudados, y si no pagan esas deudas en enero o febrero ya no serán sujetos de crédito para las próximas fechas«, explicó la doctora Silupú.
Formar parte de las tasas de morosidad perjudica el historial crediticio de los microempresarios y los descalifica de ciertos créditos en el sistema formal, pero se las ingenian. «Esto dinamiza los indicadores de prestamos dentro de un sector informal, ya que no pueden acceder a fuentes formales de financiamiento«, apuntó la también economista de la Universidad de Piura.
Para la doctora, «la informalidad se ha vuelto un estilo de vida que los piuranos han aceptado». De acuerdo con Silupú, las tasas de informalidad de Piura son más altas que el promedio a nivel nacional, al igual que las tasas inflacionarias.
«El tema de las protestas afecta a los microempresarios de las regiones porque se abastecen de diferentes zonas, y el desabastecimiento de sus inventarios (por el bloqueo de vías) ocasiona un incremento de precios (…) y los consumidores por querer ahorrar optan por productos de empresas informales«, detalló.
En este sentido, Brenda Silupú enfatizó que si las manifestaciones se prolongan hasta después de enero habrá mayor incertidumbre y tomará más de seis meses para que las mypes se recuperen. «Eso mata al inversionista, al empresario, detiene las inversiones, la compra de mercadería y los hace pensar en cerrar«, indicó.
Cultura de formalización
Según la especialista, combatir la informalidad en tiempos salientes del covid-19 y problemas internos por el descontento popular contra el gobierno de Dina boluarte vuelven más difícil combatir el problema de la informalidad.
En aras de abordar el problema, Silupú propone que el Gobierno piense en bonos o subsidios para los emprendedores que quieran iniciar un negocio o emprendimiento, pero que lo haga formalizándose o, al menos, registrándose.
«Podemos darles un incentivo a estos emprendedores en el tiempo de crisis para que generen algún ingreso y cuando hayan crecido de manera sostenida recién podemos dar el paso a que estas empresas paguen un impuesto de acuerdo a los ingresos que generen«, planteó.
Dentro de este procesos, la doctora aconseja implementar una etapa de cultura de la formalización, para que así se dé a conocer las ventajas de la formalidad.
En tanto, «esto implica que las autoridades den flexibilidades para el pago de créditos y periodos de gracia que le den un respiro a las mypes para generar un flujo de caja excedente y así cumplir con los compromisos pactados«.
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