La Iglesia Católica, a través del documento «Instrucción Ad resurgendum cum Christo» explica que aunque continúa prefiriendo la sepultura de los cuerpos, acepta la cremación pero se prohíbe esparcir las cenizas e incluso se podrá negar el funeral en el caso de que así se decida.
«Para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos», se lee en el texto.
El ex Santo Oficio agrega que no está permitida la conservación de las cenizas en el hogar y «solo en casos de graves y excepcionales circunstancias», que una persona lo pida «por piedad o cercanía», explicó el consultor de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el español Ángel Rodríguez Luño.
Para la Iglesia, «la conservación de las cenizas en un lugar sagrado puede ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana».