Carlos Arrizabalaga
Profesor de la Universidad de Piura

En Perú se dice “estar como un bodoque” al que está gordo o panzón. Morínigo (1966) solo trae el uso mexicano de bodoque como “masa gruesa de algo”. También se emplea en el norte del Perú. Y, en Piura, aunque los diccionarios regionales no lo registran, bodoque se aplica a un tipo de refresco de hielo duro hecho por lo general de jugo de frutas o de tamarindo. Equivalente al peruanismo marciano, que se conoce en general como chupete o chup (en España, flas, al parecer porque los primeros traían la atractiva imagen de un conocido superhéroe).

Bodoque es una palabra antigua que tiene origen medieval y proviene del nombre árabe de la ‘avellana’. En español clásico significaba cualquier piedra pequeña o masa de barro o arcilla que se podía usar para cazar aves. Con esa acepción se entiende la frase del Quijote (1905): “un colchón que en lo sutil parecía colcha, lleno de bodoques, que, a no mostrar que eran de lana por algunas roturas, al tiento, en la dureza, semejaban de guijarro” (I.16).

Cervantes presenta al noble hidalgo en una venta donde le tienden un lecho deplorable, poco digno de su hidalguía. De ahí se dice en España bodoque a un tipo de remate que se elabora con ganchillo en la labor de costura especialmente en ropa de bebé.

El empleo peruano del término en la época virreinal está testimoniado en el anónimo de Yucay (1571), que denuncia la posición antiminera de Bartolomé de las Casas tachándola con este término: “Y paréceme que veo ya de qué turquesa sacó, aquel padre, obispo de Chiapas, el bodoque desta opinión que no había de haber minas, que fue de la misma que sale hoy: la del demonio”. Y se entiende porque turquesa era, señala Autoridades, “el molde donde se hacen los bodoques para tirar con la ballesta y, por extensión, se dice de otras cosas.”