La osteogénesis imperfecta, también conocida como “huesos de cristal”, es una enfermedad genética rara que afecta la formación del colágeno, haciendo que los huesos sean extremadamente frágiles y propensos a fracturas. Este trastorno no solo impacta el sistema óseo, sino también otros tejidos del cuerpo. En esta nota, el doctor Raúl Quispe Suárez, especialista en traumatología y ortopedia, explica qué la causa, cómo se diagnostica y cuáles son las opciones de tratamiento más efectivas.
¿Qué es la osteogénesis imperfecta y por qué se produce?
La osteogénesis imperfecta es un trastorno genético que altera la producción del colágeno tipo I, una proteína esencial para la estructura de los huesos. Esta alteración provoca que el esqueleto sea frágil y susceptible a fracturas, incluso con impactos mínimos.
Según el especialista, existen varios tipos de colágeno y la mayoría de los casos (aproximadamente el 87 %) están relacionados con el colágeno tipo I. Los síntomas pueden variar desde cuadros leves —como fracturas ocasionales durante la infancia— hasta formas graves que limitan la movilidad del paciente.
Los niños con osteogénesis imperfecta suelen ser conocidos como “niños de huesos de cristal”, debido a la facilidad con la que sufren fracturas.
Síntomas y señales de la osteogénesis imperfecta
Los síntomas más frecuentes incluyen:
- Fracturas repetitivas sin traumatismos graves.
- Fragilidad ósea evidente desde la infancia.
- Hiperlaxitud ligamentaria, lo que significa articulaciones demasiado flexibles.
- Baja estatura y retraso en el desarrollo físico.
- Escoliosis temprana, que es la desviación de la columna.
- Alteraciones en escleras (escleras azules) y, en algunos casos, problemas dentales.
La variabilidad en la severidad es amplia: algunos pacientes llevan una vida casi normal, mientras que otros requieren asistencia permanente.
Diagnóstico y tratamiento actual
El diagnóstico inicial suele ser clínico, basado en el historial de fracturas y la presencia de características físicas. Para confirmar el diagnóstico, se realizan pruebas genéticas que identifican la alteración específica en el colágeno.
En cuanto al tratamiento, no existe una cura definitiva para esta enfermedad, pero sí opciones que mejoran la calidad de vida del paciente:
- Bifosfonatos, como el ácido zoledrónico, que ayudan a reducir la pérdida ósea.
- Suplementación de vitamina D y calcio, bajo control médico.
- Cirugías correctivas con clavos intramedulares telescópicos, que permiten estabilizar y alinear los huesos.
- Terapia física controlada, orientada al fortalecimiento muscular y la movilidad segura.
El especialista enfatiza que el tratamiento debe ser individualizado y multidisciplinario, con la participación de traumatólogos, fisioterapeutas y otros profesionales de salud.