Las cardiopatías congénitas son las malformaciones más frecuentes que afectan al corazón y a los grandes vasos en recién nacidos. En el Perú, se estima que cada año nacen alrededor de cinco mil bebés con esta condición, que puede requerir intervenciones tempranas para evitar complicaciones graves. Detectarlas a tiempo es fundamental para mejorar la calidad de vida de los niños. En este episodio de #MédicoenCasa, el Dr. Piero Orlando Custodio Sánchez, especialista en cardiología intervencionista, darà a conocer sus causas, síntomas y cómo se pueden diagnosticar.
¿Qué son las cardiopatías congénitas?
Las cardiopatías congénitas son alteraciones estructurales del corazón o de los vasos sanguíneos principales presentes desde el nacimiento. Estas malformaciones pueden variar en gravedad y afectar el flujo sanguíneo normal. Según especialistas, aproximadamente 1 de cada 100 recién nacidos en el mundo presenta este tipo de anomalía.
En el caso del Perú, se calcula que nacen cerca de 5,000 bebés al año con cardiopatías congénitas, y en muchos casos requieren cirugía o procedimientos especializados en los primeros meses de vida.
Causas y factores de riesgo
En la mayoría de los casos, la causa exacta es desconocida. Sin embargo, existen factores que pueden aumentar el riesgo:
- Factores genéticos: anomalías cromosómicas o síndromes como el síndrome de Down.
- Factores maternos:
- Diabetes no controlada durante el embarazo.
- Deficiencia de ácido fólico.
- Consumo de alcohol, drogas o medicamentos como anticonvulsivos y corticoides.
- Infecciones durante la gestación, como la rubéola.
Aunque estos factores incrementan la probabilidad, más del 90% de los casos no están relacionados con causas identificables.
Síntomas de las cardiopatías congénitas en bebés y niños
Cuando no se detectan durante el embarazo, es importante identificar señales en los primeros meses de vida. Algunos síntomas son:
- En lactantes:
- Dificultad para alimentarse.
- Sudoración excesiva al lactar.
- Poco aumento de peso.
- Problemas respiratorios frecuentes.
- En niños mayores:
- Fatiga o cansancio al realizar actividad física.
- Dificultad para respirar.
- Coloración azulada en labios y uñas (cianosis).
- Mareos o desmayos ocasionales.
En casos graves, los niños pueden presentar crisis hipóxicas, donde el nivel de oxígeno en la sangre cae drásticamente, lo que puede afectar órganos vitales como el cerebro.
Diagnóstico y prevención
El diagnóstico oportuno es clave para reducir complicaciones. Los métodos más utilizados son:
- Ecocardiograma fetal: se recomienda entre las 18 y 20 semanas de gestación, especialmente si la madre presenta factores de riesgo o antecedentes familiares.
- Ecocardiograma en niños: ante la detección de un soplo cardíaco en el examen físico.
- Controles prenatales: fundamentales para la detección temprana.
Aunque no se puede prevenir en todos los casos, el control del embarazo, una alimentación balanceada y la suplementación con ácido fólico ayudan a reducir riesgos.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento dependerá del tipo y la gravedad de la malformación. Puede incluir:
- Cirugía cardíaca en casos complejos.
- Procedimientos mínimamente invasivos mediante cateterismo.
- Seguimiento cardiológico a largo plazo para evaluar la evolución.
Los avances médicos han permitido que la mayoría de los niños diagnosticados y tratados a tiempo tengan una expectativa de vida similar a la de cualquier persona sin esta condición