AstraZeneca admitió por primera vez que su vacuna contra la COVID-19 puede desencadenar el síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS). Ello, en casos excepcionalmente raros, según lo revelado durante un litigio en el Tribunal Superior del Reino Unido.
La controversia en torno a la vacuna de AstraZeneca destacó debido a los informes de trombos en varios países de la Unión Europea. Esto, llevó a España a detener su uso.
Después de una pausa temporal, el Ministerio de Sanidad español reanudó la administración de la vacuna, permitiendo completar la inmunización de grupos prioritarios como policías, guardias civiles y profesores.
La empresa reconoció oficialmente ante los tribunales británicos que su vacuna puede estar asociada con el síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS).
El caso judicial lo presentó Jamie Scott, quien alega haber sufrido una lesión cerebral grave después de recibir la vacuna de AstraZeneca en abril de 2021. Sus familiares sostienen que las complicaciones surgieron poco después de la vacunación.
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Negativa por parte de la farmacéutica
AstraZeneca inicialmente rechazó cualquier conexión entre la vacuna y el TTS en una carta dirigida a los abogados de Scott en mayo del año pasado. Sin embargo, en un informe oficial presentado en febrero de este año ante el Tribunal Superior, la empresa admitió que la vacuna de AstraZeneca puede causar TTS. Pero, aún se desconoce el mecanismo causal específico.
Un portavoz de AstraZeneca reafirmó que la seguridad del paciente es una prioridad máxima y que las autoridades reguladoras tienen estándares rigurosos. Todo ello, para garantizar el uso seguro de todas las vacunas y medicamentos. Además, basándose en datos de ensayos clínicos y del mundo real, la empresa insiste en que la vacuna Oxford-AstraZeneca tiene un perfil de seguridad aceptable. Asimismo, que los beneficios de la vacunación superan los riesgos de posibles efectos secundarios extremadamente raros, según las evaluaciones de los reguladores.