Por Juan Carlos Mejía Seminario
Noviembre de 1983. Madrid
Raphael había quedado encantado con las canciones que José Luis Perales le había compuesto para él en 1980. Aquél disco tuvo varias canciones de Perales. Pero hoy Raphael quería que Perales le componga todo un disco completo para él. Y le llamó. Perales aceptó. Se trasladó a la casa de Raphael y durante varios días Perales le preguntaba varias cosas sobre su vida. Raphael solo respondía. Una de esas noches de tertulia José Luis se la soltó. ¿Son iguales Raphael con Rafael? No. No son iguales, respondió Raphael. “Son diferentes. Rafael soy yo. El ciudadano normal que ama a su mujer y a sus hijos. Un hombre profundamente hogareño. Un hombre sencillo. El hijo de un albañil. Muy simple”. Perales lo miró sorprendido. Y repreguntó. ¿Y Raphael? El andaluz lo miró y con voz agitada dijo: “Es la soberbia. Es el personaje. Aquél que es recibido por Presidentes, Reyes, Ministros y por los Congresos del mundo. Es el que sale en el frío cristal de la pantalla de la Televisión. Es el incansable caminante que quiere aplausos cada noche. Que entrega todo el alma en el escenario”.
Julio del 2017. Huaraz
He viajado por trabajo más de 14 horas de viaje para prestar servicios legales en la hermosa Huaraz. A la hora de llegar, había terminado mi trabajo y debíamos volver. Y aunque estaba cansado debía hacerlo. Y empezamos el viaje de regreso. Por primera vez al llegar a Piura me sentí más agotado que de costumbre. Más cansado que antes. Y de pronto, reparé que éste año cumpliría medio siglo. Si. 50 años. Al entrar a casa me fui frente al espejo. Y vi que éste año 2017 habían aparecido todas las canas. Hasta el 2016 no tenía ni una. Nada de nada. Pero éste año al cumplir ésta simbólica edad habían aparecido todas. Y las miraba ahí. En un solo segundo se agolparon millones de recuerdos en mi mente. Recordé “mi casa” del Barrio Sur de Piura. Recordé a mi madre. Recordé mi colegio. Mis amigos. Mi familia. En una milésima de segundo me encontré a mí mismo. Podía ver en doble perspectiva mi apariencia actual y todas las caras que había tenido en mi vida. Desde que era un niño que creaba historias a solas en su jardín. Podía ver al niño ilusionado. Al adolescente soñador. En un segundo podía ver mi vida. No había nadie en casa. Mi esposa no estaba. Me agaché. Y no pude evitar que una pequeña lluvia empañara los vidrios de mi alma.
Diciembre de 1983. Madrid
Perales impactado por la revelación de Rafael, le hace una dura pregunta. Maestro. ¿Y nunca se enfrentan? ¿Raphael y Rafael no se enfrentan? Raphael lo miró y dijo:”Si. Sobre todo cuando termina el descanso de las giras. Raphael le dice. Es hora que te alistes. Ya prepara las maletas. Mañana saldremos por todo Estados Unidos, luego Japón y Argentina. Te condecorarán. Te recibirán los presidentes”. Perales lo siguió mirando un poco triste. Y le preguntó lo que faltaba. Maestro, ¿Y qué responde Rafael? “Quiero quedarme con mis hijos un momento más. Pasar más momentos locos, más días de campo y playa. Reír con Natalia “. Eso responde.
José Luis entonces abrumado, le dijo. Rafael vive sofocado por la Grandeza de Raphael. Vive acaso un drama. Tendría Rafael que contarle tantas cosas. Decirle que por encima de la imagen fría, hay un hombre sencillo que ama a su familia y que quiere más tiempo con ellos. Y que Raphael, el del aplauso no sería nada si no existiera el otro. “Exacto. Eso es. Eso”. Respondió Raphael. Bien maestro eso, es todo. Ya es suficiente por hoy.
Agosto del 2017. Piura
50 años. Todas las canas han aparecido. Ya no están mis papás abuelos. Ya no están tantos. Mi cuerpo se cansa un poco más. Pero mi alma sigue teniendo 17 años. Si. Sigue teniendo 20 tal vez. Puedo cerrar aún mis ojos y recordar con lujo de detalles las cosas. Me puse a buscar mis fotos y recorrer mi vida en cada instante. Quería compartir ese recorrido con mis amigos. Y eso hice. Durante varios días, todos los días cambiaba la foto de mi perfil en Facebook contando alguna etapa de mi vida. Ya sea de mi niñez, adolescencia, juventud y adultez. Volví a estar ahí. Frente al Espejo. Y por primera vez ya no entendí solamente una letra sino también la sentí. La viví. Me miraba al espejo y en mi mente la podía oír:
No me mires así que me molesta
No me mires así que soy el mismo
Un poco más mayor, quizás
Un poco más cansado, sí
Y mis ojos no brillan como cuando era un niño
Y es más ancha mi frente
Y mi pelo más claro
Y mi voz como siempre solo sabe cantar
Diciembre 1983. Madrid
Quiero que oiga ésta canción maestro. “No me digas maestro José Luis. Solo Raphael. A ver. La oiré”. Perales al piano la cantó y Raphael como un niño se echó a llorar. “Ese soy yo. Ese soy yo”. Repitió Raphael.
Prefiero ser así a ser lo que eres tú
Un cuerpo que no tiene corazón
Un alma con el frío del cristal
Un paso por el tiempo sin dejar ninguna huella
Prefiero ser así a ser lo que eres tú
Prefiero ser un loco soñador
Amante de la vida en libertad
Prefiero ser de fuego y de pasión a ser de hielo
1984. Madrid
Dos horas y 45 minutos de concierto inacabable. Raphael saca entonces un espejo grande. Y se pone al frente de él. La gente vibra verlo cantar así mismo. De pronto luego de que el mundo viera por primera vez enfrentarse a Raphael y a Rafael, éste con lágrimas en los ojos de una fuerte patada destruye el espejo. Final apoteósico. Final de Finales.
Luego lo aplaudirían los Reyes de España. Luego saldría de gira por sus 25 años por todo el mundo. Cantaría ante más de 140,000 personas en el Estadio más grande de Europa. Condecorado en muchos países. Aplaudido por cientos de miles de fans en medio planeta.
Octubre de 2017. 11 de Octubre del 2017
Hoy he cumplido 50 años. No pasó nada nuevo. Sigo siendo el Hombre sin Edad. No dispuesto a envejecer jamás. Y siempre a aprender cosas nuevas. Igual que Raphael uno debe decidir. Y yo igual que él, he decidido no envejecer jamás. No importa la apariencia. No importa lo que diga el Espejo en el reflejo. Yo sé quién soy.
No me mires así que me molesta
No te bules de mí, que soy el mismo
Menos tersa la piel, quizás
Unos años de más, tal vez
Pero tengo ilusiones como cuando era un niño
Y me doy por entero cuando encuentro cariño
Y me olvido del tiempo cuando empiezo a cantar
Prefiero ser así a ser lo que eres tú
Prefiero ser un loco soñador
Amante de la vida en libertad
Prefiero ser de fuego y de pasión a ser espejo