Jesús ofrece su perdón, pero espera que el hombre reconozca su pecado y se convierta. El fue crucificado, en el Calvario, en medio de dos malhechores. Si Jesús fue condenado injustamente, aquellos compañeros suyos, de acuerdo con la Ley, sí eran merecedores del castigo.
Uno de ellos compartiendo con El su misma suerte pero no transformó su. corazón. Dominado por un profundo egoísmo e interesado en liberarse del castigo. Pide a Jesús que libere y se burla como sus verdugos. Su sufrimiento quedó sin esperanza. El otro comprendió la inocencia de Jesús y reconoció su propio pecado. Siendo culpable se hizo solidario con su compañero inocente. Su súplica sí obtuvo respuesta de Jesús. Sus sufrimientos se vieron revestidos de esperanza.
María, testigo de este gesto de nobleza de su hijo, tuvo que experimentar en medio del dolor un dulce gozo al ver que aquel condenado encontraba en su Hijo las llaves de la Vida.
¡Cuántas veces en nuestra sociedad no tenemos las mismas actitudes ante el que sufre y es maltratado. Pidámosle a Dios que nos de un corazón como el del Dios misericordioso capaz de moverse ante toda miseria humana e inspire en nosotros gestos de solidaridad con nuestros hermanos.
Las 7 Palabras
PRIMERA PALABRA: «Padre perdónalos por que no saben lo que hacen»
SEGUNDA PALABRA: «En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso»
TERCERA PALABRA: «He aquí a tu hijo, he aquí a tu madre»
CUARTA PALABRA: “Dios mío, Dios mío ¿Porqué me has abandonado?”
SEXTA PALABRA: «Todo está consumado»
SÉPTIMA PALABRA: «Padre en tus manos encomiendo mi espíritu»