El sol salió temprano en el Estadio Internacional Khalifa y se ocultó tras ver como Alemania perdió en su debut.
Alemania llegó a Qatar con la misión de lavar la imagen que mostraron en Rusia 2018, donde defendían el título del 2014 y quedaron fuera en la fase de grupos, comenzando con una derrota ante México.
La caída fue todavía más sorpresiva porque Die Mannschaft, como se le denomina a los alemanes, ganaban al finalizar el medio tiempo con ayuda del VAR. Los teutones no perdían un partido con ventaja al descanso desde 1978, cuando el 1-0 ante Austria terminó en 3-2.
El combinado asiático no hizo un buen primer tiempo y era sometido por la potencia europea. Los Germanos habían logrado abrir el marcador con un gol de penal de Ilkay Gündogan. No obstante, en el segundo tiempo, todo cambio porque Hajime Moriyasu acertó con las sustituciones y le modificó completamente la cara a su equipo. La remontada se hizo posible gracias a las anotaciones de Ritsu Doan y Takuma Asano.
Lo que no se vio en el partido
El encuentro había comenzado caliente por su previa. Horas antes del comienzo algunos medios anunciaron que Manuel Neuer, capitán de Alemania, portaría finalmente el brazalete de colores contra las discriminaciones.
Siete federaciones europeas, incluida la alemana, planeaban lucirlo en Qatar pero renunciaron el lunes por la amenaza de «sanciones deportivas» de la FIFA que no fueron precisadas.
Finalmente, el gesto de protesta de la Mannschaft consistió en que los jugadores se taparan la boca en la tradicional foto grupal previa al encuentro. Enfrente, en la tribuna del estadio Khalifa y sus 40.000 espectadores, observaba el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
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