La selva del Amazonas, conocida como ‘el pulmón de la Tierra’, está siendo devorada por violentos incendios forestales y hoy se cumplen 17 días.
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Se trata de un aumento del 83% respecto al mismo periodo en 2018. Desde el jueves, las imágenes satelitales del INPE detectaron casi 10.000 nuevos incendios forestales en el país, principalmente en la cuenca del Amazonas donde han afectado 68 reservas protegidas por motivos ambientales o por los indígenas que allí moran.
Los usuarios de Twitter expresaron su preocupación por la situación ecológica en la zona y acusaron a las autoridades de Brasil —en particular al presidente Jair Bolsonaro— y la mayoría de los medios de comunicación de ignorar el problema, algo que podría tener consecuencias catastróficas para todo el planeta.
Daña la salud y el tráfico aéreo
Son varios los estados brasileños afectados. El de Amazonas declaró una emergencia en el sur del estado y en su capital, Manaos, el 9 de agosto. Acre, en la frontera con Perú lleva en alerta desde el viernes por el fuego. La humareda multiplica o agrava las enfermedades respiratorias y dificulta el tránsito aéreo.
Los incendios forestales también han aumentado en Mato Grosso y Pará, dos estados donde la frontera agrícola de Brasil ha entrado en la cuenca del Amazonas, eje del mayor bosque tropical de un planeta amenazado por el calentamiento global.
Denuncia de intereses cruzados
Este aumento sin precedentes coincide con el inicio del mandato del polémico Jair Bolsonaro, un gobernante que al asumir el cargo prometió desarrollar la región amazónica para la agricultura y la minería. Los vínculos del político ultraconservador con los terratenientes ganaderos y agricultores son conocidos.
Los incendios forestales son comunes en la estación seca, pero también son provocados deliberadamente por agricultores que deforestan ilegalmente tierras para la cría de ganado, según denuncian las organizaciones ambientalistas de la región.
La deforestación en Brasil crece un 40% y las políticas de Bolsonaro están destruyendo el Amazonas, según Greenpeace.
La deforestación en Brasil crece un 40% y las políticas de Bolsonaro están destruyendo el Amazonas, según Greenpeace (EP).
Bolsonaro respondió a las críticas achacando el repunte del fuego a la época del año de la queimada, cuando los agricultores usan el fuego para limpiar la tierra: “Solían llamarme Capitán Motosierra. Ahora soy Nerón, incendiando el Amazonas. Pero es la temporada de la queimada”.Pero no son todos de la misma opinión.
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