El nombre de Thalía Leytón ha estado en la palestra pública durante las últimas semanas. Y no es para menos: la joven natural de Pueblo Nuevo de Colán, Paita, trabaja en la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
Leytón tiene 22 años y es ingeniera biomédica de profesión. Desde este año comenzó a trabajar como investigadora asociada que investiga el impacto de la radiación espacial en el cerebro de los astronautas.
Ella nos cuenta que, aunque el campo de la biomedicina es amplio, se especializa en ingeniería de imitación biológica.
“En el Perú y el mundo no es común tener donantes de órganos. Entonces, el futuro de la ingeniería biomédica es tratar de replicar la estructura de un órgano en el laboratorio para que pueda ser usado más adelante en enfermedades. Es decir, que podamos bioimprimir un órgano que pueda estar listo para un trasplante”, explicó Leytón.
Desde el 2021 se viene dedicando a este campo de la biomedicina a través de diferentes pasantías en diversos países.
“Es en el laboratorio donde necesitamos tener un modelo avanzado y lo más cercano posible a lo que pasa en el cuerpo humano. Entonces, lo que hacemos son miniórganos en el laboratorio que después serán estudiados”, agregó.
De tal forma que su labor en la NASA se centra en su especialización: a través de la fabricación de minicerebros que, eventualmente, serán llevados al espacio, se estudia el impacto de la radiación espacial en el cerebro de los astronautas.
Una excepción a la regla
Thalía es la menor de seis hermanos que crecieron en Pueblo Nuevo de Colán, Paita. El ambiente económico no era el más favorable, pero aun así logró cursar estudios universitarios, realizar pasantías en el extranjero y entrar a trabajar en la NASA.
Sin embargo, comentó que su caso es una excepción a la regla. Las autoridades deben hacer esfuerzos e implementar políticas que garanticen la educación y el acceso a servicios básicos a toda la población.
“Yo no quiero transmitir la idea de que ‘si ella ha vivido en la pobreza y ahora trabaja en la NASA’. Eso crea una falsa esperanza. Lamentablemente, no se va a lograr concretar que todas estas niñas que estén en la misma situación que yo, si no hay infraestructura y esfuerzos colectivos por parte de las autoridades para garantizar mejores servicios”, puntualizó.