Sin duda, una de las grandes tradiciones y celebraciones de octubre, mes morado, es la fiesta del Señor de Los Milagros. La historia de la imagen de Pachacamilla, que cada año reúne a miles de feligreses en procesión, no solo en la capital sino en varias ciudades del Perú y el mundo, se remonta al siglo XVII, en Lima.

Cuenta la historia que, a mediados del siglo XVII, por el año 1650, época en la que miles de inmigrantes llegaban hasta Lima de la costa atlántica del África Occidental, los negros angolas se agremiaron y constituyeron una cofradía en la zona de Pachacamilla, lugar que anteriormente había sido habitado por indios venidos de la zona de Pachacamác, y donde actualmente se ubican la iglesia y el monasterio de las Nazarenas y el local de la Hermandad del Señor de los Milagros.

Según los historiadores, las condiciones en las que vivía esta comunidad eran de una pobreza absoluta.

En la sede de la cofradía se levantaban grandes paredes de adobe; en una de éstas, ubicada en un ambiente donde se reunían los negros a diario, uno de los angola, de nombre Benito, plasmó la imagen de Cristo en la cruz, en la pared, según historiadores bajo “divina inspiración”,

Fue un 13 de noviembre de 1655, a las 2:45 de la tarde, cuando un terrible y destructor terremoto estremeció Lima y Callao, tirando abajo las iglesias y sepultando mansiones de la capital. Sin embargo, la imagen de Cristo pintada en Pachacamilla no sufrió daño alguno, lo que fue considerado un hecho milagroso. De ahí nace la devoción por el Cristo moreno.

Inicialmente fue venerado por los esclavos del barrio de Pachacamilla, pero el virrey Conde de Lemos (1684-1689) se hizo su devoto y el culto se extendió rápidamente a otros sectores sociales.

Tiempo después por los años de 1670, el lugar quedó abandonado y un vecino del barrio decidió tributarle culto, poniendo por techo una pobre ramada y por altar una mesa de adobes. La leyenda popular narra que el Señor premió este gesto sanando a su benefactor de una cruel enfermedad. A este primer devoto muchos le hicieron compañía en su devoción al Crucificado, estableciéndose cada viernes por la noche, romerías con música y cajón.

La primera procesión del Cristo de Pachacamilla fue a raíz del terremoto del 20 octubre de 1687. Sebastián de Antuñano sacó una réplica de la imagen y junto a devotos congregados en su ermita, que habían buscado refugio, recorrieron las principales calles de Lima.

El año 1746 Lima padeció el terremoto más destructor de su historia y, según cuenta la tradición, una réplica de su imagen salió en procesión y la tierra dejó de temblar. Esto acrecentó la devoción del pueblo. En el gobierno del virrey Manuel Amat y Juniet (1761-1776) se construyó la Iglesia de las Nazarenas, que hoy es el santuario donde se le rinde culto.

Es así como nace la multitudinaria procesión del Señor de los Milagros. La imagen sale cada 28 de octubre -como aniversario por el terremoto de 1746- visitando calles, templos, y monasterios. Decenas de miles de devotos llegan de todas partes del mundo en el mes de octubre para participar en las procesiones en su honor por las calles de Lima.

La festividad, además de ser una tradición originalmente del Perú, es considerada como la manifestación religiosa católica periódica más numerosa del mundo, pues cuenta con miles de seguidores, a tal punto que su procesión se lleva a cabo en países como Alemania, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, Italia, Suiza entre otros.