El aumento de casos de enfermedades prevenibles como la tos ferina y el sarampión ha generado preocupación en el sector salud. Ante esta situación, la pediatra Roxana Rodríguez SilvaSantisteban, docente de la Universidad de Piura, destacó la necesidad de reforzar las campañas de vacunación, especialmente en niños y niñas menores de un año.
Disminución de la cobertura vacunal y desinformación preocupan al sector salud
De acuerdo con la especialista, la disminución de la cobertura de vacunación en los últimos años responde principalmente a las restricciones durante la pandemia del COVID-19 y al crecimiento de los movimientos antivacunas.
“Debido a la pandemia, las personas no podían acercarse a los centros de salud y vacunarse para prevenir estas enfermedades. Por ello, las tasas de vacunación se redujeron. A eso hay que agregarle el incremento de los movimientos antivacunas, quienes a partir de teorías conspirativas y sin ningún sustento científico, llamaban a la población a no aplicárselas”, indicó Rodríguez.

La médica recalcó que el sarampión y la tos ferina, aunque poco comunes en los últimos años en el país, son enfermedades de rápida transmisión que pueden poner en riesgo la vida, especialmente de los más pequeños.
Niños y adultos deben estar atentos al esquema de vacunación
Rodríguez explicó que los recién nacidos son los más vulnerables, ya que aún no cuentan con defensas suficientes y no pueden recibir todas las vacunas inmediatamente después del nacimiento.
“En el caso del sarampión, esta vacuna puede colocarse a partir del año, mientras que la de la tos ferina puede hacerse a partir de los dos meses”, señaló.
Además, la pediatra subrayó la importancia de que los adultos también cumplan con sus esquemas de refuerzo, ya que muchas veces no los consideran, lo cual puede contribuir a la propagación de estas enfermedades.
Síntomas del sarampión y la tos ferina que deben ser vigilados
La especialista también alertó sobre los síntomas que podrían indicar un caso de sarampión o tos ferina. En el primero, se presentan fiebre alta, dificultad respiratoria y erupciones que se extienden de la cabeza a los pies. En el caso de la tos ferina, uno de los signos característicos es la tos persistente, que puede causar que el niño se torne de color rojo o incluso morado.
Finalmente, Rodríguez advirtió que, debido a la baja incidencia en los últimos años, muchos profesionales de la salud, especialmente los más jóvenes, podrían tener dificultades para identificar correctamente estas enfermedades. “Es probable que muchos médicos no hayan visto un caso de estos, lo cual dificulta el diagnóstico correcto”, puntualizó.