Cada 2 de agosto, la familia franciscana celebra en Piura la solemnidad de Santa María de los Ángeles, una fecha marcada por la fe, la historia y la solidaridad. En la iglesia San Francisco de Asís, esta conmemoración se vive con el tradicional “puchero franciscano”, una preparación que, además de alimentar, busca unir a la comunidad y ayudar a los más necesitados. Este gesto mantiene viva una tradición de más de 800 años ligada al espíritu generoso de San Francisco de Asís.
Origen de la indulgencia plenaria del 2 de agosto
La devoción a Santa María de los Ángeles se remonta al año 1216, cuando San Francisco de Asís tuvo una visión en la iglesia de la Porciúncula, en Italia. Según relata la Hermana Marisol Rodríguez, de la Orden Franciscana Seglar de Piura, en esa visión Cristo le ofreció pedir cualquier favor. San Francisco solicitó que quienes visitaran esa iglesia con verdadero arrepentimiento recibieran el perdón total de sus pecados.

“Nuestro Señor Jesucristo dijo, ‘Está bien, yo te lo concedo, pero anda donde mi vicario’”, narró Rodríguez, refiriéndose al Papa Honorio III, quien confirmó esta indulgencia plenaria para cada 2 de agosto. Desde entonces, miles de fieles acuden en esta fecha a templos franciscanos en todo el mundo.
El puchero franciscano: comida y fraternidad
En Piura, la celebración del 2 de agosto se complementa con la preparación del tradicional puchero franciscano, una comida solidaria que reúne ingredientes donados por la comunidad. Según explicó Morayma, ayudante en la cocina de la Orden Franciscana, el platillo incluye garbanzos, yuca, papa, zapallo, zanahoria, habas, choclo y carnes como chancho, pollo y res.

“La preparación es similar a una sopa. Queda verde porque se le pone nacas y un poquito de albahaca para el sabor”, indicó. Esta tradición busca recordar el gesto original de San Francisco, quien compartía lo poco que recibía con los más pobres.

El comedor solidario de San Francisco de Asís
Además del puchero del 2 de agosto, la iglesia San Francisco de Asís de Piura mantiene activo un comedor que brinda almuerzos diarios a adultos mayores y personas en situación de vulnerabilidad. Según la Hermana Marisol Rodríguez, el comedor atiende de lunes a viernes a entre 100 y 120 personas.

“Los que puedan colaborar con algún insumo no perecedero, con alguna carne o con lo que buenamente puedan, nosotros lo recibimos con cariño”, expresó. Las donaciones pueden ser entregadas en la secretaría de la iglesia, de 8:30 a 12:30 p. m. y de 4:00 a 6:00 p. m., indicando que son para el comedor solidario.
El padre Rogelio Aguilar, de la parroquia San Francisco de Asís, destacó el sentido profundo de esta tradición:
“Queremos que todas las personas se sientan útiles, acogidas, alimentadas por Dios. Ser el puchero de Dios para todas las personas”, manifestó.
