Si antes de cocinar alguna carne, primero la “limpiabas” en el lavadero de tu cocina, estuviste poniendo en gran riesgo tu salud y la de los tuyos. Puede parecerte poco higiénico no hacerlo, pero es lo que han demostrado diversas investigaciones.

Lavar las carnes crudas, especialmente de pollo o pavo, crea un foco infeccioso llamado contaminación cruzada, que se da cuando tóxicos y bacterias de un alimento se transfieren a otro.

De acuerdo, a un informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), al lavar con agua y frotar el pollo debajo del caño, se generan micro gotas que arrastran bacterias hacia otros alimentos e incluso pueden contaminar aún más toda la carne.

Estos salpicones contaminados pueden viajar hasta a un metro distancia y además depositarse sobre los utensilios de cocina, mandiles, trapos de limpieza, ropa, etc.

Asimismo, en un estudio de la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido; se advirtió que la bacteria que suele propagarse por lavar el pollo antes de cocinarlo, recibe el nombre de campylobacter.

Este germen, puede enfermar rápidamente a niños, mujeres embarazadas y personas de la tercera edad, provocándoles problemas gastrointestinales, diarreas e intoxicación.

Otras infecciones, aún más graves ocasionadas por esta bacteria; son el síndrome de intestino irritado y el síndrome de Guillain-Barré, el cual ataca el sistema nervioso.

Recomendaciones

Los expertos indican que es preferible transferir las carnes crudas directamente del paquete a la olla, ya que el proceso de cocción y el calor eliminarán las bacterias.

También, puedes optar por darle un hervor en una olla por un par de minutos. Con una temperatura de 165 grados, lo gérmenes serán erradicados.

Sin embargo, si necesitas limpiar o retirar algún residuo de la carne; se recomienda colocar los platos y alimentos frescos lejos del lavadero, y realizar el lavado con delicadeza, evitando salpicar. Al terminar, lava tus manos con mucho jabón y agua tibia.