El color favorito de Valeria Seminario Melgar es el verde pistacho. Ella tiene 13 años y un talento artístico que exterioriza a través de ilustraciones físicas y digitales.
La mirada que le otorga el Síndrome de Ásperger y el mutismo selectivo ha ocasionado que, además del dibujo, manifieste sus ideas en “Panchito, el mensajero de la navidad”, un cuento costumbrista que tiene como personajes a Quori, su mascota, y a Francisco, su hermano.
“Su carreta es llenada de grandes alforjas repletas de dulces celestiales para toda la región Piura, para que nunca pierdan el amor, la paz, la bondad y la esperanza que los caracteriza. Y en la fresca noche a la salida de Franvalú, se reúnen la esposa de Panchito: Rosita, sus hijas Valeria y Lucía, todos los trabajadores y los animales, para verlo despegar por los aires con una gran sonrisa, diciendo: Guaaaaaaaaaaaaaaa, ¡FELIZ NAVIDAD, PAISANO!”, es un fragmento del cuento que Valeria desea publicar.
Se trata de una meta con intención noble: los ejemplares serán distribuidos gratuitamente en el Club de Leones, Club Grau, centros comerciales, clínicas y hospitales pediátricos, con la finalidad de que grandes y chicos encuentren en esta redacción un mensaje navideño que renueve la esperanza. Para que este propósito se materialice, la adolescente necesita una subvención que le permita cubrir con los gastos de imprenta.
Trayectoria
A Valeria le gustan los animes, las conversaciones con su hermano mayor, la historia, la política asiática y los juegos con Quori, una perra sin pelo que la acompaña hace dos años.
Su madre, Lucia Melgar Castillo, es abogada independiente y un cimiento para que la talentosa piurana desarrolle su habilidad: “Mi deseo es que se perfeccione en el dibujo, que conozca más acerca de proporciones y técnicas. Estoy segura de que ella se puede desempeñar como diseñadora gráfica o diseñadora de modas”.
Lucia comenta que su hija disfruta de graficar tanto en computadora como en papel. “Se la pasa dibujando desde los 5 o 6 años”, afirma. Y el trayecto se evidencia en cada creación de Valeria, quien se inspira en todas las series y películas que ve.
Además, su conocimiento la lleva a seleccionar cuidadosamente los materiales que emplea: los colores pasteles, colores brillantes, libretas adecuadas… la lista es larga. Sin embargo, el tope económico limita la cantidad de útiles que Valeria quisiera tener.
“No me siento tan cómoda con las acuarelas”, confiesa la adolescente. Ella ha demostrado manejar con gran destreza los lápices normales y la digitalización, por eso, sueña con tener una tableta gráfica para seguir especializándose.
La ciudad y la ficción
Franvalú es el escenario donde se desarrolla la historia que Valeria ha creado. Las costumbres y los elementos piuranos convergen en una trama familiar que aborda un problema social, la falta de empleo, y que a la vez se presta de una emotividad necesaria, la solidaridad en un tiempo navideño.
Francisco – Panchito, como también lo llaman su madre y su hermana– elige sin dudar uno de los retratos que Valeria ha pintado. “Lo hizo en agosto, después de que vimos una serie”. El apoyo que él le brinda se traduce en horas de charla y complicidad, una dinámica que su madre agradece, aplaude.