De acuerdo con el Ministerio de la Mujer, de enero a diciembre del 2017 se reportaron 3,117 casos de violación sexual. El 47% de ese total fue en perjuicio de niños y adolescentes, y la mayor incidencia fue en Lima y Junín.

Tal como lo dijo hace varios meses el director nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud, Yuri Cutipé, una violación sexual puede ser causada por un psicópata o por alguien muy inmaduro e incapaz de controlar sus impulsos y deseos básicos.

“El psicópata tiene una forma de ser perversa, con un historial de problemas de conducta, de falta de empatía, comete actos contra la ley, siempre hace daño a las personas”, explicó a la Agencia Andina.

Dijo que si bien algunos casos de violación pueden ser protagonizados por psicópatas, existe otro grupo de riesgo compuesto por personas inmaduras que tienden al placer y no tienen la capacidad de controlar sus impulsos y deseos básicos.

“Son personas que parecen representar una edad emocional mucho menor a su edad cronológica, pese a tener una inteligencia propia del adulto. Emocionalmente son como niños. Sus conductas dependen mucho de su satisfacción, del placer más que de la razón”, detalló.

Control de impulsos

El experto explicó que el proceso de control de los impulsos o deseos espontáneos empieza desde que estamos en el útero de la madre y culmina alrededor de los 5 a 7 años, después de haber incorporado diversos patrones de conducta que ponen límites a nuestros actos de espontaneidad.

“Sabemos que los niños o niñas aprenden a controlar sus deseos de orinar, defecar, comer entre los 5 y 7 años. Aprenden modos de controlar sus deseos, así como estrategias para saber cuándo esas necesidades pueden ser atendidas”, dijo.

Sin embargo, agregó, existen otras personas que “alargan ese proceso de aprendizaje. Llegan a la adultez, pero no tienen la edad emocional para contener esa espontaneidad, la cual está facilitada (especialmente en lo sexual) dependiendo de las creencias que posee”.

El psiquiatra refirió que entre las creencias irracionales de estos sujetos -que pueden dar sustento a la satisfacción de sus instintos- está la idea de que los padres son propietarios de los hijos, supuesto que explica además por qué muchos progenitores agreden físicamente a los menores.

“La sociedad (constituida por otros adultos que piensan de forma similar) les facilita, les ha dado permiso para hacer eso y (ellos) se lo creen”, indicó.

Fuente: Andina