Karina Vega Ugaz, artista plástica originaria de Catacaos, ha construido una carrera marcada por la admiración hacia la mujer Capullana, símbolo de fuerza y resiliencia. A sus 50 años, la creadora afirma sentirse plena en su rol como madre, profesional y amiga. Su obra, reconocida por el uso de colores tierra y personajes femeninos, busca visibilizar la valentía y lucha de las mujeres del campo. En esta entrevista, Karina revela su conexión con el arte y sus propuestas para impulsar la cultura local.
Trayectoria artística y conexión con Catacaos
Karina Vega recuerda que su relación con el arte comenzó en el hogar, donde toda la familia participaba en la creación de obras. “Todos ayudábamos a papá, sea armando bastidores, templando yeso”, comenta. Sin embargo, fue a los 19 años cuando vendió su primer cuadro y decidió dedicarse profesionalmente a la pintura.

Su taller, ubicado en la primera cuadra de la calle San Sebastián, refleja años de trabajo creativo: cuadros, esculturas y bocetos que narran historias de su tierra. “Catacaos es vida, pues, aunque nací en Piura, me crie acá. Soy hechura de este pueblo, todo el valor que recibo y cariño nace esta conexión con Catacaos”, afirma la artista.
Inspiración en la mujer Capullana
El eje central de la obra de Karina es la mujer Capullana. “Siempre he admirado a la mujer Capullana, a la mujer de campo, emprendedora, corajuda. En mis viajes veo a las mujeres, incluso las maltratadas, humilladas, y son a ellas a quienes retrato o esculpo”, explica.

Sus piezas se distinguen por tonos tierra y arena, aunque en su paleta también incorporó el rojo tras un encargo especial. “Nunca usaba el rojo porque me parecía agresivo, pero al aceptarlo descubrí su fuerza y firmeza. Ahora lo utilizo por el valor que aporta”, señala.
Arte y educación para transformar realidades
Karina hace un llamado a las autoridades y líderes locales para impulsar la cultura en Catacaos. “El arte ofrece otra visión de la vida y ayuda a ser mejores personas”, indica. Propone proyectos culturales gratuitos en colegios y espacios municipales, fomentando la lectura y la creatividad desde la niñez.
Respecto a la formación de sus hijos, resume su método en dos pilares: educación y libertad. “Que aprendan el valor del esfuerzo. Hay que hacerles conocer el hambre y el frío, porque las cosas se alcanzan con sacrificio”, asegura.
Finalmente, envía un mensaje a las mujeres: “No se trata solo de ser bonitas, hay que trabajar el interior. Hay que ser bonita y parecerlo”, comenta mientras deja fluir su creatividad entre lienzos y colores.