Te dejamos una columna de opinión escrita por Brenda Silupú, docente de la Universidad de Piura, sobre la «Inclusión financiera».
Al cumplir los 18 años, lo primero que debes hacer es abrir una cuenta de ahorros para incorporarte al sistema financiero y realizar tus transacciones ordenadamente. Existen diferentes tipos de estas cuentas, por ello debes informarte sobre las comisiones y gastos de cada una.
Actualmente, muchas de estas cuentas no exigen monto de apertura. Con tu depósito de ahorros, la institución financiera te otorga una tarjeta de débito que puedes utilizar para realizar retiros o depósitos en cajeros automáticos; y, para compras y transferencias, si tienes saldo en tu cuenta de ahorros. Es recomendable que mantengas un movimiento de dinero frecuente en esta cuenta.
Luego, debes de solicitar una tarjeta de crédito de consumo, de preferencia donde tienes tu cuenta de ahorros. Esta institución, en base a tus movimientos de cuenta de ahorros, va determinar el monto de la línea de crédito a la que puedes calificar.
Es importante que memorices las fechas de corte de facturación y de pago de tu tarjeta. La primera te indica cuándo se realiza la facturación de tus consumos y te emiten el estado de cuenta; la segunda, refiere la fecha límite que tienes para cancelar la deuda. Recuerda que en toda tarjeta de crédito te cobran el interés del crédito a partir de la segunda cuota; pero, si tu compra es a una cuota o es un consumo directo, no tendrías que cancelar intereses.
Al utilizar la tarjeta de crédito y al emitirse tu estado de cuenta, esta información queda registrada en tu historial crediticio. Si mantienes un pago puntual de tus deudas, tu calificación crediticia será “Normal”.
Depende de ti manejar unas finanzas saludables.