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Conozca los casos de “Huamán” y “Mamani”, dos personas que demandaron el cambio de sus apellidos. El PJ les dió la razón porque acreditaron que, en sus particulares casos, estos le impedían su derecho fundamental al libre desarrollo, identidad, integridad física, moral y psíquica.

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Los casos resueltos por la Corte Superior de Arequipa y de Tacna, respectivamente, son ilustrativos de cómo en ciertas ocasiones sí procedería el cambio de apellido y que pasaremos a revisar a continuación.

Caso Huamán

En el primero de los casos, el demandante, un menor apellidado Huamán, argumentó que desde que era un colegial sus compañeros se valían de este apellido para provocarle humillación y vergüenza. “Eres un Huamán” le decían, aludiendo a la connotación que tiene el nombre “Huamán” en el léxico popular como una persona de escasa inteligencia.

Por ello se interpuso la demanda de cambio de apellido ante el Tercer Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa (Exp. N° 00100-2012-0-0401-JR-CI-03). El 30 de julio del 2012, el juzgado falló a favor de “Huamán”. En la sentencia se señaló que, en su particular caso, dicho apellido lo colocaba en una posición de discriminación y por ende vulneraba sus derechos fundamentales a la identidad, a la integridad física, psíquica y moral, al libre desarrollo y al bienestar de la persona.

El menor pasó a llevar los dos apellidos de la madre, pero en orden invertido. El juez hizo prevalecer el interés superior del niño, tomando en cuenta las humillaciones a los que fue sometido, los cuales se probaron con el certificado psicológico y la serie de testimonios incluidos en el proceso.

Caso Mamani

El segundo caso es el de un padre en Tacna que quiso terminar con la discriminación que, según él, le provocaba su apellido paterno: Mamani. Él solicitó la inversión de sus propios apellidos “Mamani P.” a “P. Mamani”, bajo el argumento de querer priorizar el apellido de su madre. Sustentó su pedido en que es un derecho inherente el “llevar un nombre decoroso que permita desarrollarse sin discriminación ni marginación”.

En la demanda también se solicitó el cambio de apellido para su hija menor, pues sus otros dos hijos sí fueron inscritos en los registros de nacimiento con “P.” como primer apellido. Por ello, argumentó que de mantener él y su hija como primer apellido el de “Mamani”, la integridad y unidad de su familia se vería mellada.

Según Luis Cárdenas, abogado especialista en temas de familia, los casos han significado un hito importante para nuestra jurisprudencia. “Las dos decisiones han dado un gran valor a la casuística y es importante destacar el fondo del pronunciamiento, pues toma en cuenta que el sentimiento de inferioridad y la baja autoestima no eran reversibles por otros medios”, afirmó Cárdenas.

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