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Todas las noches, Silvia, quien es supervisora de una empresa y tiene que reportarle a su gerente, tiene que enviar los informes laborales diarios antes de irse a dormir, pero como le da pereza hacerlo desde su laptop, se acuesta en su cama con el celular, y hace todo desde ese equipo. Después de unos 15 minutos esperando a que carguen los archivos, los envía, y ya no le quedan ganas de pararse a dejar el celular en otro lado, así que, literalmente, su móvil pasa la noche con ella.
Por supuesto que éstos y otros escenarios parecidos ocurren todos los días y noches, en muchas casas del planeta, por lo que, “dormir” con nuestros celulares se ha vuelto algo rutinario. Sin embargo, olvidamos que estos aparatos emiten ondas de radio frecuencia (RF), que es una energía electromagnética, y que también las podemos encontrar en las ondas de la radio FM, y las microondas. “Y son una forma de radiación no ionizante«, como se describe en el sitio web de la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en Inglés).
Según la ACS, estas ondas «no son lo suficientemente fuertes como para causar cáncer», y, a diferencia de los tipos más potentes de radiación (ionizante), no pueden romper los enlaces químicos en el ADN.
La mala noticia es que hay falta de evidencia, según los entendidos, y por eso el tema sigue en revisión por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y los riesgos potenciales a largo plazo serían los tumores en la cabeza y en el cuello.
Con esta pequeña explicación, unos se podrán quedar tranquilos, pero otros, más inquietos, pues, finalmente, la posibilidad de que haya una relación entre nuestro celular y el desarrollo de un cáncer, sí existe.
«En las últimas décadas se ha llevado a cabo un gran número de estudios para analizar si las ondas de radiofrecuencia (RF) ponen en riesgo nuestra salud», le dice a BBC Mundo Emilie van Deventer, Directora del Programa de Radiación del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes de la Salud, de la OMS.
Por fin, como hasta ahora las respuestas, ante la pregunta de este artículo, son ambiguas, evitemos en lo posible dormir con el celular. Aunque somos inseparables, y todo el día forma parte de nuestra vida, veamos al móvil como vemos al mar: con respeto. Al menos así podríamos tenerle un poquito de “miedo”, y, de vez en cuanto, dejar de usarlo y no depender tanto de éste.
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