Aleyda Susana Peña Calle, una mujer de 52 años, regresaba a Piura luego de pasear por Cuzco. La alegría y emoción de su viaje se vio opacada por un fuerte dolor que, en su momento, ella describió como un dolor punzante. Este malestar fue diagnosticado como un cuadro de apendicitis que requería operación inmediata, según el diagnóstico del Hospital Jorge Reátegui.
Al ser domingo (20 de noviembre, 2016), no había cirujanos disponibles y se le derivó al Hospital Regional José Cayetano Heredia con la finalidad de que la paciente sea intervenida.
Sin embargo, al llegar al hospital Regional, los familiares de la paciente declaran que no se le atendió rápidamente, mucho menos se le operó. Susana necesitaba tomarse una ecografía, pero en ese momento el hospital no tenía los equipos habilitados para poder realizar este examen.
Viendo esta situación, Juan Ordinola, esposo de la paciente, solicitó el permiso para poder realizar una ecografía de forma particular, retirando a su esposa y llevándola hasta una conocida clínica.
Cuando el esposo de Susana regresa al hospital y le muestra la ecografía al médico a cargo, este le dice que se le debe tomar una tomografía durante la noche del lunes.
Una vez que se toma la tomografía, el médico indica que la paciente no tiene apendicitis, sino que padece de cólico renal.
Escuchando este diagnóstico, Juan se retira del hospital y no es hasta el día siguiente (martes), cuando recibe una llamada de su esposa en la que le comunica que iba a ser operada de apendicitis y que ya la iban a llevar a sala de operaciones.
Terminando la operación, Susana continuaba quejándose de dolores abdominales. La respuesta del personal médico era que la paciente tenía gases, le recomendaban que caminara y sugerían que compraran (los familiares) cremas o 'algo' para los gases. Este supuesto proceso de recuperación post operatorio de Susana duró 8 días, aproximadamente.
Segunda operación
Viendo la situación de Aleyda Susana, sus familiares buscan respuestas del por qué continuaban los dolores y no percibían la recuperación de ella. Es entonces cuando un médico conversa con los familiares para decirles que la paciente tenía adherencias en los intestinos.
Las alternativas ofrecidas por el galeno fueron: suministrar medicina y ver la reacción del organismo durante 8 días o; caso contrario, proceder a una nueva operación.
Los primeros días de diciembre se realizó la operación para retirar el tejido cicatricial.
Cuando acabó la cirugía, una doctora se acerca con los familiares para indicarles que habían realizado un lavado de los intestinos y hallaron 400 miligramos de materia.
"La señora en 4 días ya debe estar caminando", señaló la profesional de la salud.
Nuevamente la paciente debe pasar por un proceso de recuperación. Sin embargo, al pasar los cuatro días, Susana se agravó y convulsionó producto de las altas fiebres.
La respuesta dada por los médicos a esta situación, según indica Juan Ordinola, fue: "son reacciones del cuerpo". Mientras tanto, las enfermeras trataban de bajar la fiebre mecánicamente colocando paños de agua.
Al día siguiente (8 de diciembre del 2016), nuevamente vuelve la fiebre a Susana. Los médicos le dijeron al esposo de ella que si no la entubaban, Susana moriría.
Juan aceptó que la llevaran a la Unidad de Cuidados Intensivos; ella permaneció con coma inducido aproximadamente 3 meses.
Al mismo tiempo se le debía suministrar dosis de nor adrenalina y otros medicamentos para mantenerla con vida.
"A consecuencia de esta medicina, nos dicen los doctores, que los dedos de sus pies se volvieron negros, necróticos", nos comenta el esposo de Susana.
Tercera operación
El 3 de enero de este año se programa una traqueotomía ya que, la paciente respiraba por un tubo colocado en la boca pero, este instrumento no puede permanecer en dicho lugar más de un mes.
Durante la operación sufrió un paro respiratorio por un lapso aproximado de 20 minutos, según las declaraciones de Ordinola. Lo que el médico dijo fue lo siguiente: "Hemos hecho la traqueotomía satisfactoriamente, pero lamentablemente hubo un paro respiratorio".
Se le dijo al esposo de Susana que se le había brindado respiración artificial.
"Cuando yo he hablado con el cirujano que la intervino, él en ningún momento me dijo las secuelas. Yo no sé qué es un paro respiratorio, yo pienso que es como un paro cardiaco", asegura Juan Ordinola.
Juan comprendió la gravedad del paro respiratorio cuando un médico de la Unidad de Cuidados Intensivos le explicó las consecuencias.
Mientras tanto, Susana tuvo que permanecer en coma inducido hasta que en el mes de marzo (2017) se le despertó de ese estado.
Lamentablemente, tuvo que combatir una neumonía hospitalaria y el diagnóstico posterior a la neumonía fue "fibrosis pulmonar".
Necrosis
El calvario de Susana y sus familiares, no había acabado.
Debido a la necrosis que se había presentado en las extremidades inferiores, debían amputarle toda la zona afectada. Se estaba a la espera del diagnóstico final de los traumatólogos.
Recordemos que presumiblemente debido a la suministración de medicinas para mantenerla viva, sus pies presentaron un estado de necrosis. O sea, la necrosis es la degeneración de un tejido por la muerte de sus células. Esta mortalidad es producida por la acción de un agente nocivo que genera una lesión irreparable.
En medio de esta situación se evidenció la mala comunicación que existía en el equipo médico que debía realizar la amputación de una parte de los pies de Susana.
Llegado el momento previo a la intervención, donde se le había mencionado al esposo de la paciente que se amputaría medio pie; el médico a cargo pide la autorización de Juan Ordinola para realizar la amputación desde un poco más arriba de la rodilla. Más de media pierna.
Los familiares se opusieron a este proceso, además una doctora de UCI que también se opuso a que se le ampute más de lo indicado anteriormente. Increíblemente, los médicos "pensaban que la paciente era diabética".
Al día siguiente de cancelada la operación, Juan ubica al jefe del área de traumatología: "el mismo que en forma prepotente me manifestó que si quería, él le cortaba un dedo o quizá le cortaba toda la pierna, o quizá no le cortaba nada. Que era responsabilidad mía. Me dejó hablando en el pasadizo."
Producto de esta conversación, se pide a los médicos que convoquen a una junta médica para que decidan qué iban a amputarle a la paciente.
Finalmente, Susana perdió la mitad de sus pies.
Respuesta del Hospital
Durante el tiempo en el que Susana estuvo internada en el Hospital Regional, su esposo consideró necesario dirigir una carta al director del hopital detallando las presuntas negligencias cometidas con su esposa.
José Céspedes Medrano, es el director de este establecimiento. La carta fue enviada en el mes de diciembre. Estamos setiembre y la única respuesta que recibió el esposo de la paciente fue la promesa de una investigación interna.
Nos comunicamos con Céspedes Medrano hablándole del caso expuesto y preguntándole por qué tantos meses después no se había recibido alguna respuesta formal de su parte. El médico nos respondió con que investigará lo sucedido para poder darnos más detalles de la situación.
Historia clínica
Los familiares de la paciente solicitaron la historia clínica al hospital durante el mes de junio, mas fue entregada hace una semana aproximadamente.
Juan Ordinola nos indicó que el documento será analizado por su representante legal, pero "está medio confusa (…) aparecen historias de otros pacientes".
Esta es la historia de Susana, una mujer de 52 años que está postrada en una cama. Ella no habla, no puede realizar movimientos producto del paro respiratorio que afectó gravemente el funcionamiento de su cerebro y debe ser alimentada por medio de una sonda.
Este caso evidencia las carencias del servicio de salud, carencias ya conocidos por todos.
La familia tuvo que cubrir algunos gastos mientras ella estaba hospitalizada.
Actualmente ella pertenece al Programa de Atención Domiciliaria (PADOMI) en el que mensualmente reciben la visita de una doctora que deja algunas medicinas.
Ahora la familia de Aleyda Susana se dedica a organizar actividades para cubrir los gastos de medicinas, terapias para evitar la total rigidez en su cuerpo.
Juan, ¿estamos hablando de una negligencia?
J: Una tras otra.
*NOTA: Los nombres de los médicos relacionados a este caso se mantienen en reserva por solicitud de los familiares de la paciente hasta que se determine el proceso de investigación.
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