Juan Eduardo viste una camisa clara, pantalones color verde petróleo y zapatos negros. De estatura pequeña, de contextura gruesa y de tez morena. Su piel arrugada, sus pronunciadas patas de gallo y su cabello canoso son producto del esfuerzo y sus constantes viajes tocando la trompeta para mantener a su familia.
Encontramos al señor Juan Eduardo Masías Ortiz, de 65 años, en una esquina de la Plaza de Armas frente a la Catedral, tocando la trompeta con la mano derecha y con la izquierda sosteniendo un gorro, esperando recibir una propina de alguien que valore su trabajo, alguien que se sensibilice con su música. Hace dos semanas, Juan regresó a Piura después de recorrer algunas ciudades del país, y desde que llegó, la Plaza de Armas se inundó de notas musicales. El trompetista se quedará una semana más. Suele tocar de 9 a 11:30 de la mañana,y de 5 a 7:30, por las tardes.
Juan es oriundo de Chulucanas. Tiene una esposa esperándolo en Chiclayo. Sin embargo, desde hace 20 años, recorre las ciudades del Perú y Ecuador tocando la trompeta, su único sustento económico.
“NACÍ PARA HACER MÚSICA Y ALEGRAR A LA HUMANIDAD”
El trompetista se sumergió en el mundo de la música desde de muy temprana edad. Su padre y su abuelo eran guitarristas. Cuenta que cuando era pequeño cogía las ollas y trataba de imitar los ritmos que escuchaba por la radio. Juan estudió tres años en el Conservatorio Nacional de Música. Cuando finalizó sus estudios, trabajó como docente de música, pero el sueldo mínimo no le alcanzaba. Así decidió tocar en las Plazas de Armas de las ciudades.
Comenta que está muy agradecido con las municipalidades peruanas porque en cada ciudad a la que ha viajado le permiten sensibilizar con su música en la Plaza de Armas.
“Marco”
Juan recuerda que de pequeño era amante de la serie de animación “Marco” y como no tenía televisión, salía todos los días a las 5 pm en busca de un lugar donde pueda ver la serie. Ahora, el tema de esa serie que tanto le gustó de pequeño forma parte de su repertorio diario.
Por la mañana, el trompetista tocó “Marco” en la Plaza de Armas. Cuando terminó de tocar, un niño de 6 años se le acercó, junto a su madre, para darle una propina y le dijo “qué lindo toca”.
“Quisiera que toda la humanidad sea como se ese niño que se me acercó;que no haya odio, malas acciones ni cosas negativas en la tierra”, deseó.
Rocky y Van Damme
Cuando le pregunté si se identifica con alguna canción. “Rocky”, respondió rápidamente. Para Juan, esa canción representa la fuerza para salir adelante. Dijo que lo describe muy bien porque a lo largo de su vida ha enfrentado muchos problemas.
Hoy, con su trabajo, está orgulloso de poder darle educación superior a su nieta. “Espero vivir 5 años más para ver titulada a mi nieta”, dice. Y, es que desde hace 15 años sufre de diabetes.
“ESPERO VIVIR 5 AÑOS MÁS PARA VER TITULADA A MI NIETA”
Juan comentó que en su vida tiene presente la tan famosa frase de Van Damme: “Retroceder nunca, rendirse jamás”, ríe.