La Patagonia Argentina es un lugar de ensueño que parece escapado de algún cuento. Montañas, lagos, árboles milenarios y colores que van cambiando según la estación del año envuelven a los viajeros con una magia que atrapa y jamás se olvida. Es un destino con valores accesibles, al que siempre se quiere volver.
Uno de los paseos más bellos para disfrutarla en todo su esplendor es el cruce de los lagos andinos, en una aventura por agua y tierra a través de la imponente Cordillera de Los Andes. En esta travesía, del lado de Argentina se pueden conocer el parque nacional Nahuel Huapi, el lago que lleva el mismo nombre y el lago Frías.
Empieza la aventura
El viaje comienza en la ciudad de San Carlos de Bariloche, en la provincia de Río Negro, desde donde se parte hacia Puerto Pañuelo, ubicado en la península Llao Llao. En el recorrido de 25 kilómetros por carretera, el amor a primera vista se vuelve realidad con las hermosas vistas del lago Nahuel Huapi y las montañas que lo custodian.
Desde Puerto Pañuelo zarpan embarcaciones que se dirigen a destinos imperdibles sobre las aguas azules y cristalinas de este lago. En esta ocasión, el catamarán navegará hacia el oeste entre los cerros, hasta llegar a Puerto Blest en el corazón de los Andes. Se sugiere llevar batería extra para las cámaras porque los paisajes increíbles no dan descanso y, en esta primera parada, es imperdible el intenso verde de la vegetación entre las inmensas montañas andinas.
Otra recomendación para este destino es visitar la Cascada de los Cántaros, a la que se llega a través de una caminata de 2,4 kilómetros por los senderos de madera que bordean el arroyo Los Cántaros en la Selva Valdiviana. A medida que uno se acerca, el agua comienza a rugir más fuerte y la mejor sugerencia es disfrutar en silencio de los relajantes sonidos de la naturaleza que hipnotizan. También, se puede ver un arce de más de 1.500 años.
Un gigante en el camino
Ya es hora de subir a un ómnibus para recorrer tres kilómetros hacia Puerto Alegre y como siempre en la Patagonia las asombrosas vistas acompañan el camino, esta vez, con el río Frías como protagonista. Al llegar a destino, una nueva aventura sobre el lago Frías deleitará con la postal de los cóndores sobrevolando uno de los íconos naturales de Bariloche: el cerro Tronador.
Con 3.554 metros de altura sobre el nivel del mar, este volcán inactivo es el cerro más alto de la zona. En este gigante, los sonidos cobran protagonismo con los ruidos similares a truenos que se escuchan cada vez que hay un desprendimiento de hielo en alguno de sus siete glaciares. Por cierto, uno de ellos vuelca sus aguas en el verde y pacífico lago Frías.
Luego de surcarlo, llega el momento de empezar a despedirse de Argentina ya que Puerto Frías es el último punto en este país antes de ir hacia Chile. Y en los últimos tramos por tierra antes de cruzar por el Paso Vicente Pérez Rosales, el imponente cerro Tronador sigue dominando el paisaje.
La aventura sigue en Argentina
Pero esta despedida no es más que un hasta luego ya que volver a la Argentina por el paso Cardenal Samoré es imperdible para conocer nuevos lugares a través de la mágica Cordillera de Los Andes. Por tierra, se puede llegar a la pequeña y encantadora ciudad de Villa La Angostura, en la provincia de Neuquén.
A pocos kilómetros de allí, en el muelle de la extraordinaria Bahía La Mansa se puede emprender un trekking o mountain bike por 12 kilómetros o tomar una embarcación que se dirige por las aguas brillantes hacia el Bosque de Arrayanes. En este lugar soñado, los árboles tienen más de 650 años y alturas que superan los 15 metros.
Para tener en cuenta
Al embarcarse en esta increíble experiencia de conocer la Cordillera de Los Andes y sus increíbles lagos y las postales que regala, hay que tener en cuenta que en el ingreso a la Argentina se solicita a los viajeros el certificado de vacunación completa, un seguro de salud Covid-19. A quienes viajan desde un país no limítrofe, también se pide un pcr negativo un test de antígenos de hasta 48 horas o un PCR negativo practicado hasta 72 horas antes de emprender la travesía.