Independiente del tamaño de la empresa, es recomendable que el dueño realice cada año un diagnóstico de las actividades que viene desarrollando en su negocio. El diagnóstico consiste en evaluar la liquidez de la empresa, su nivel de endeudamiento y su rentabilidad.
Los ingresos obtenidos por las ventas que realiza la empresa deben cubrir, como mínimo, sus costos y gastos operativos, estos incluyen el pago de sueldos y salarios, la compra de mercaderías y los pagos de impuestos y proveedores. Deducidos estos, debe quedar una liquidez mínima para cubrir los gastos operativos imprevistos; esto es saber administrar la liquidez del negocio.
Con respecto al endeudamiento, el dueño de la empresa debe conocer las líneas de financiamiento disponibles, de corto o largo; evaluar las condiciones de cada una y conocer su actual endeudamiento, incluyendo las tarjetas de crédito.
Además, cada empresario debe de conocer su actual calificación crediticia del deudor. La deuda le puede generar ventajas o desventajas. Se obtiene una ventaja en el endeudamiento cuando el costo del financiamiento, que es la tasa de interés, es menor a la rentabilidad obtenida por la inversión del dinero; y, representa una desventaja, si el endeudamiento supera la capacidad de pago de la empresa.
Saber administrar, negociar, ampliar, reestructurar o refinanciar el endeudamiento de la empresa es parte de las estrategias que deben aplicar los empresarios, especialmente, cuando existen problemas de liquidez. Por eso es necesario realizar el diagnóstico.
Por último, el empresario debe conocer la utilidad que está generando su negocio para que, a partir de ello, cuantifique su rentabilidad. La utilidad es el resultado final que puede obtener en un periodo determinado, después de cubrir todos los costos, gastos y pago de impuestos de la empresa.
La realización periódica de un diagnóstico empresarial te permitirá tomar mejores decisiones.