Decenas de miles de manifestantes pidieron el martes en numerosas ciudades de Brasil que la Corte Suprema autorice el miércoles la detención del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, por corrupción y lavado de dinero. A seis meses de las elecciones presidenciales, el líder de la izquierda sigue siendo favorito.
Las presiones se hicieron sentir con fuerza sobre el Supremo Tribunal Federal (STF), que deberá decir si Lula tiene derecho a apelar en libertad una sentencia a 12 años y un mes de cárcel confirmada en segunda instancia, por corrupción pasiva y lavado de dinero.
La preocupación se hizo oír desde la cúpula de las fuerzas armadas, vistas por muchos brasileños como un recurso ante la violencia y la corrupción que gangrenan al país, apenas 33 años después del fin del régimen militar. En un mensaje de Twitter, el comandante del Ejército, el general Eduardo Villas Boas, aseguró "compartir el ansia de todos los ciudadanos de bien, de repudio a la impunidad y de respeto de la Constitución, la paz social y la democracia".
Marchas en varias ciudades
Tan solo en Sao Paulo, siete camiones de sonido animaron a la multitud, al grito de "Lula nunca más" y aclamaciones al juez Sergio Moro, que el año pasado condenó a Lula en primera instancia. Una sentencia confirmada y elevada luego a 12 años y un mes de reclusión por un tribunal de apelación.
"Queremos que Brasil se libere de esa corrupción vergonzosa, que Lula vaya preso, que Brasil dé vuelta la página", decía Mara Massa, una empresaria de 67 años, en la protesta.
Otras marchas se llevaron a cabo en Rio de Janeiro, Belo Horizonte y la mayoría de las capitales de estados, en su mayoría convocadas por el movimiento Vem Pra Rua, que tuvo un papel activo en la agitación que llevó en 2016 a la destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff.
Lula desafiante
En un acto el lunes por la noche en Rio de Janeiro, Lula se mostró desafiante. "No acepté la dictadura militar y no aceptaré la dictadura del Ministerio Público y de Moro", manifestó. Cualquiera sea la decisión del STF, tendrá una enorme repercusión sobre unas elecciones que se anticipan como las más inciertas desde el retorno de la democracia a Brasil en 1985.
"No es una exageración afirmar que este es probablemente uno de los juicios más importantes de la historia del STF", afirmó la fiscal general de la República, Raquel Dodge.
Dodge se pronunció igualmente por el respeto de la norma que puede llevar a Lula a la cárcel. La existencia de cuatro instancias de apelaciones es "una exageración que aniquila al sistema de la Justicia, porque una Justicia que tarda es una Justicia que falla", declaró la fiscal en una reunión con juristas en Brasilia.
La sesión del STF empezará el miércoles a las 14H00 de Brasilia (17H00 GMT). La seguridad en torno al máximo tribunal se ha reforzado. Las calles adyacentes al edificio serán bloqueadas y se colocarán vallas y un cordón policial para mantener separados a los manifestantes, dijo la Secretaría de Seguridad de la ciudad.