Los niños volvieron a clases en la escuela de un poblado aymara en el altiplano de Bolivia. Esto a pesar que tienen que soportar 10 grados celsius bajo cero, debiendo estar enfundados en gorros de lana, gruesas chamarras y mascarillas.
Los padres de familia de Machacamarca, 60 km de La Paz, optaron por enviar a sus hijos a la escuela por turnos, dos veces por semana. Y es que son muchas las familias que no tienen una computadora o ya sea por la deficiente cobertura de internet en zonas rurales de Bolivia.
«Tenemos internet, pero la señal no es buena. El año pasado hemos intentado, pero no hemos podido pasar clases virtuales», explicó a la agencia de noticias AFP Adhemar Chirinos, de 51 años, padre de un alumno de primaria.
Tanto los padres como los maestros de la escuela Eduardo Abaroa esperan que las clases presenciales diarias sean retomadas pronto. Esto pese a que el país enfrenta ahora la segunda ola de la pandemia.
«Queremos trabajar de lunes a viernes, pero las circunstancias en que estamos no lo permiten. Cuando haya un descenso de la enfermedad y tengamos las vacunas, con seguridad vamos a pasar toda la semana» en clases, dice a la AFP el director de la escuela, José Luis Huanca.
Cabe resaltar que el gobierno dispuso que en el presente año escolar (de febrero a diciembre) las clases se hicieran a través de internet, radio o televisión para prevenir contagios de coronavirus.
Más alumnado
El pueblo de Machacamarca tiene más de 5000 habitantes; por lo que mantiene una fluida relación económica con El Alto, la ciudad contigua a La Paz, habitada principalmente por aymaras.
Incluso los maestros del pueblo viven en El Alto y viajan a diario a trabajar en un trayecto de media hora por carretera. Pero este año la escuela tiene más alumnos, porque decenas de familias optaron por mudarse de El Alto al pueblo, porque hay menor riesgo de contagio del coronavirus.
Y es que con 11 millones de habitantes, Bolivia acumula 242 000 casos confirmados de covid-19 y más de 11 000 muertos, según cifras oficiales. Los contagios y decesos se incrementaron en diciembre, pero han caído paulatinamente durante febrero.
Medidas estrictas
La escuela exige estrictas medidas de bioseguridad. Los alumnos deben portar barbijos, se les toma la temperatura al ingresar, deben lavarse las manos en un improvisado lavador y luego se fumiga su ropa y sus zapatos.
En ese sentido, en las aulas, los pupitres fueron distribuidos de manera más espaciada. Además, los niños llegan enfundados en chamarras y gorros para combatir las bajas temperaturas de la mañana en este poblado situado a 4000 metros sobre el nivel del mar, aunque al mediodía el sol es inclemente.
Por otro lado, en la zona andina boliviana existe un gran escepticismo sobre la gravedad del covid-19. Sin embargo, el gobierno boliviano planea vacunar de manera gratuita y voluntaria a la población adulta antes de agosto.
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