Tenemos la mala costumbre de querer callar a quien quiere defenderse de algún ataque. Es decir, le pedimos que ayude, que dé más que el otro, que entregue más que los demás, pero no le permitimos que diga que lo hace.
Si alguien ayuda no debe sacar en cara. Es decir, nosotros lo podemos arrasar, lo podemos vejar, y esa persona debe hacer silencio. Si se quiere defender lo callan diciendo «No saques en cara».
Sacar en cara, siempre y cuando sea hecho con cariño y con buena fe, tiene un solo objetivo, reforzar las relaciones humanas. El decirle a la otra persona o a las otras personas: «Mira, todo esto he hecho por ti o por ustedes», es algo bueno.
Algo hecho con amor, ayuda, remueve al otro a que lo valore y le dé el lugar que le corresponde.
En consecuencia, si sacar en cara es para agredir y dañar, es malo. Si sacar en cara tiene por objetivo liberar olvidos, y hacer recordar a los seres humanos que tú luchas y entregas, tiene un alto valor. Sacar en cara, se convierte en un reforzador de las relaciones humanas, en un vitalizador del amor. Ni más ni menos.