Primero definamos que son residuos sólidos. “Son aquellos materiales desechados tras su vida útil, y que por lo general por sí solos carecen de valor económico. Se componen principalmente de desechos procedentes de materiales utilizados en la fabricación, transformación o utilización de bienes de consumo. Todos estos residuos sólidos, en su mayoría son susceptibles de reaprovercharse o transformarse con un correcto reciclado. Se clasifica en gases, líquidos y sólidos; y por su origen, en orgánicos e inorgánicos”.
Definido el concepto es importante tener en cuenta que muchos estudios estiman que los envases de los productos representan el 40% de la basura doméstica. Además, son tremendamente nocivos para el medio ambiente y además encarecen el producto. Una vez puesta en el depósito de basura, se deja de lado el problema; a partir de ahí es asunto de los municipios.
Estos tienen varias alternativas: 1) Arrojar la basura en vertederos (solución económica pero peligrosa); 2) Incinerarla (costosa pero también contaminante); 3) O separarla en plantas de tratamiento para reciclar una parte y convertir en abono los residuos orgánicos. Esta sería una solución mucho más ecológica, pero también más costosa. El destino final de la basura es administrada por el municipio, quien la confina al denominado "relleno sanitario".
Luego de las definiciones y de los datos técnicos es importante tener presente que el final del ciclo descrito termina en los que hagan o decidan los municipios. Ahí termina la política de residuos sólidos que tiene el Estado.
El Perú no cuenta con una política integral de residuos sólidos que abarquen los cuatro niveles de Gobierno. Desde el Gobierno Central, a través del Ministerio de Ambiente, se debe tener una política integral sobre la materia. Debe abarcar a los Gobiernos Regionales también. No es posible que hasta ahora tratemos el tema con el concepto antiguo de “basura” y no un concepto más amplio, científico y de inmejorables condiciones económicas.
El “reciclaje” de los residuos sólidos no solo es la alternativa más recomendable sino que puede traer beneficio económico y una válida alternativa de crecimiento social.
En conclusión, hay que impulsar desde la sociedad, desde los jóvenes el diseño de una Política de Estado de Residuos Sólidos en el contexto de una sana Política Medioambiental. Es el camino de los gobiernos inteligentes y modernos del futuro. Ni más ni menos.