Hace pocos días todo el Perú pudo apreciar lo que los improvisados hacen cuando llegan al poder. No tienen limitación alguna, no tienen escrúpulos ni principios.
Todo el Perú ha podido contemplar como un presidente ante evidentes actos de corrupción en el que ha incurrido, se atreve a pactar con su enemigo. Y en evidente canje de favores, al estilo de la mafia, de la camorra italiana deciden lo sucio. Kuczynski y Kenya Fujimori toman la decisión de blindarse mutuamente, en el más artero pacto de corrupción jamás visto en la historia ensucian el honor de los peruanos.
Luego de ver con asco éste pacto, vemos el contorno que tiene. El pacto incluye no solo a PPK y a Fujimori. Incluye a su hija Keiko, quien no debe ser tocada por Fiscalía. Para ese efecto, sacan al Juez Concepción Carhuancho. Pero también abarca la impunidad de Toledo, Villarán, Olivera y de Humala. La forma grotesca como se hace y el silencio cómplice de muchos peruanos. La forma como miran de costado como si no les afectara nada me ha liberado de muchos pesos. He confirmado con esta conducta lo que siempre sospeché. En realidad a nuestro pueblo no le importa NADA el tema de la moral pública. El pueblo del Perú vota afectivamente y a quien quiere le perdona todo. Y esta constatación me libera del peso enorme que por años he llevado y conmigo, el APRA y, especialmente, Alan García.
Mis duras palabras son reflejo de lo que hoy veo. Es simple. Ni un caviar tiene la autoridad moral para atacar al APRA o a Alan García. Cuando leo sus ataques en redes ahora sé que son ataques interesados, falsos. Nada guiados por la razón. Ni un fujimorista o algún derechista tienen autoridad moral para atacar al APRA o a Alan García. Son ataques falaces.
Ver el silencio cómplice de Vargas Llosa ante Humala, Toledo y Kuczynski es una bofetada a la verdad. Ver el silencio del fujimorismo a los que antes llamaban cochinada caviar. Ver a Keiko Fujimori en silencio total demuestra que ella ha participado de todo este tinglado de corrupción. Sospecho que los apristas viejos y los intermedios han recordado el ataque despiadado y perverso contra Haya de la Torre en el siglo XX y luego contra Alan García a fines de ese siglo y a comienzos de este por la Derecha y el Comunismo caviar. Y temo que los jóvenes del siglo XXI ahora ya no creen que son cuentos lo que siempre les hemos contado sino verdad pura. Los jóvenes apristas y no apristas están constatando la verdad que siempre hemos exhibido. Desde este artículo les llamo a acercarse al APRA como medio de transformación. Que exijan cambios y participación pero no desprecien al partido de Haya de la Torre como el partido suyo que puede servir a la Patria como siempre.
Luego de haber visto lo que he visto, el APRA, Alan García y yo tenemos una sensación de absoluta libertad. En efecto me siento LIBRE. Totalmente libre de cualquier acusación injusta. Hoy más que nunca el Perú está notificado. Eso basta. Ni más ni menos.