El periodista Gerardo Cabrera Campos, natural de Lima y criado en Ayabaca, presenta su reciente obra La Ruta de los Cautivos. Esta crónica documenta la devoción al Señor Cautivo de Ayabaca, recopilando historias, testimonios y documentos históricos que muestran la relevancia de esta festividad en la identidad cultural del norte de Perú.
Orígenes de la devoción al Señor Cautivo
Cabrera recuerda que su acercamiento a la festividad comenzó desde la infancia. “Desde muy niño mis primeras impresiones sobre esta festividad fueron los peregrinos que llegaban heridos, maltrechos e incluso muchos morían por descompensaciones fulminantes. Es una fe muy bonita porque, además del tema religioso, se genera un impacto económico durante la peregrinación”, explica. La tradición incluye ferias donde se venden alimentos y se curan heridas de los peregrinos.
El autor también destaca cómo creció frente a la iglesia de Montero, observando el recorrido de los devotos y escuchando historias sobre la creación de la imagen del Señor Cautivo, considerada según la leyenda obra de ángeles.
Investigación y testimonios para La Ruta de los Cautivos
La obra se basa en documentación histórica obtenida en bibliotecas y archivos de familias locales que datan desde los siglos XV y XVI. Cabrera recopila testimonios de peregrinos que caminan por fe, gratitud o amor a familiares. Entre ellos, destaca jóvenes que cargan cruces en memoria de sus padres y personas que sobrevivieron a accidentes atribuyendo su salvación a la intervención del Señor Cautivo.
El libro también examina referencias iconográficas, comparando la imagen de Ayabaca con otras del norte del país y España, lo que revela patrones de evangelización y la transmisión cultural a través del arte religioso.
Identidad cultural y religiosa en el norte de Perú
La crónica de Cabrera evidencia cómo la devoción al Señor Cautivo refleja la identidad cultural del norte peruano. La obra describe la relación entre etnias como los Guayacundos y los Tallanes, el comercio prehispánico y cómo estas rutas se transformaron en peregrinajes religiosos tras la llegada de los españoles. Según el autor, “la festividad trasciende lo religioso, abarca ámbitos económicos, históricos, culturales y medioambientales”.