Cerca de 4 mil habitantes de la caleta La Islilla en Paita, enfrentan una situación caótica y de alto riesgo debido a las consecuencias dejadas por las fuertes lluvias.
La vía que conecta la caleta con Paita ha desaparecido entre las grietas abiertas en la carretera. No es posible el tránsito hacia Paita. Debido a esto muchos pobladores deben trasladarse primero hacia «La Tortuga», antes de dirigirse al puerto.
La ruta adicional es tomada solo por aquellos que pueden pagar el sobrecosto que pasó de 5 a 25 soles. Algunos pobladores prefieren caminar 8 horas (ida y vuelta) hasta el puerto.
La situación es tal que las personas han empezado a juntar y consumir el agua de la lluvia para sus necesidades básicas. En el lugar tampoco hay medicinas ni alimentos y para colmo no se puede salir a pescar pues los vientos ahora soplan en dirección contraria, lo cual constituye un riesgo durante la faena. Por ello la frágil flota artesanal permanece «fondeada» a espera de mejor tiempo.
Hasta el lugar llegó un grupo de pescadores de El Ñuro, quienes junto con Naturaleza y Cultura entregaron ayuda básica para aliviar momentáneamente la situación.
La islilla, junto a La Tortuga y Yacila, son tres caletas que a pesar de su antigüedad no cuentan con servicios básicos elementales.
En el caso específico de la Islilla fundada en 1817, es evidente que no existe valor histórico ni productivo que haya servido ante la sociedad y sus autoridades.
La caleta de pescadores artesanales es además la puerta de entrada a Isla Foca, un extraordinario paraíso natural cuya belleza y diversidad marina, contrasta con el más crudo abandono del Estado.