En la actualidad, existen diversos tratamientos que pueden mejorar significativamente la calidad de vida de numerosos niños que enfrentan condiciones médicas que limitan su capacidad para realizar tareas fundamentales, como alimentarse y comunicarse.
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Entre estos tratamientos, se destaca la terapia orofacial. Pero, ¿qué implica exactamente este término? Patricia Arroyo, licenciada en Tecnología Médica especializada en Terapia en la Clínica San Juan de Dios Piura, nos aclara que la terapia orofacial se enfoca en las estructuras óseas y musculares, incluyendo los músculos responsables de las expresiones faciales, como los de los ojos, la nariz y la boca, así como los huesos del cráneo y los hioides.
Esta práctica médica está destinada a una variedad de pacientes, que abarcan desde aquellos con trastornos encefalocranianos hasta pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular. En particular, la clínica se dedica a atender principalmente a niños con parálisis cerebral infantil, síndrome de Down, fisuras palatinas y otras afecciones similares.
Para los padres, identificar estas condiciones médicas a menudo puede ser un desafío, ya que no siempre son evidentes desde una edad temprana. Patricia Arroyo destaca los principales signos de alerta. «El primer signo de alerta es que el niño podría tener dificultades para succionar durante la lactancia, lo que afecta su alimentación. Otra señal indicativa puede ser la pronunciación, ya que el sistema orofacial juega un papel importante en la emisión de palabras, así como en la respiración y la deglución».
Además, en niños más grandes, los signos de alerta pueden manifestarse a través de dificultades en la gesticulación, el habla y la alimentación, así como en la incapacidad para morder o masticar adecuadamente, lo que sugiere deficiencias en el aparato orofacial.
Iniciar una terapia orofacial no solo mejora la movilidad de la zona orofacial, sino que también permite reeducar al paciente sobre sus patrones musculares.
Arroyo explica que «no solo se fortalecerán los músculos de esta área, sino que también enseñaremos al niño la posición adecuada para respirar, cómo debe colocar su boca y cómo articular los sonidos del lenguaje. Incluso trabajamos con los más pequeños para que aprendan a succionar el pezón de la madre, lo que tendrá un impacto positivo en su desarrollo del lenguaje».
La Clínica San Juan de Dios Piura ofrece terapias personalizadas según las necesidades de cada paciente. El primer paso consiste en realizar una evaluación médica en colaboración con el paciente y sus padres.
«Preguntamos a los padres sobre las actividades de sus hijos, si pueden alimentarse adecuadamente o si tienen dificultades para tragar. Luego, evaluamos las actividades diarias del niño para establecer objetivos claros para la terapia», añade Patricia Arroyo.
Una vez iniciado el tratamiento, no solo se realizan ejercicios, sino que también se emplean estímulos con diversos dispositivos, como bajalenguas y dispositivos de vibración, además de la intervención manual, entre otros métodos.
Por último, Patricia Arroyo subraya la importancia de la participación activa de los padres en el proceso terapéutico. «Una vez que la terapia ha comenzado, la intervención de los padres es fundamental, ya que deben estar presentes y apoyar al niño durante todo el proceso. De esta manera, los padres pueden replicar lo que se hace en las sesiones en otros contextos y practicar con la orientación del terapeuta. Todos trabajamos en conjunto en beneficio del niño».
San Juan de Dios
Si deseas obtener más información o programar una cita en la Clínica San Juan de Dios, puedes ponerte en contacto al número de teléfono 950 565 350 o visitar sus instalaciones en la avenida Luis Montero 101-A, Castilla. También puedes seguirlos en las redes sociales como «Clínica San Juan de Dios Piura».