Después de cantar por años para organizaciones sin fines de lucro, iglesias y participar en causas sociales, la artista piurana, Noa Levi, debutó ayer en el café Coleccionista como cantante emergente, junto a otros músicos de la ciudad.
«Me prestaron una guitarra y empecé a componer, fue algo muy espontáneo. Cuando creo mi primera canción tenía 13 años», cuenta Noa, quien recién en pandemia empezó a producir sus canciones.
Durante cuarentena, nació una de sus canciones emblemáticas: «Quarantine», inspirada en la distancia que causó el confinamiento entre las personas que se quieren. «¿Quién no se moría por ver a alguien que estaba lejos, en otra región?», se pregunta. A ella le pasó.
El día de ayer, Noa debutó con la canción «Millas», una letra que retrata el duro viaje de recomenzar en la vida y que le recuerda a su época en la que viajaba junto con las ONG.
«Vas viajando y vas acumulando millas, y, al momento de viajar, esa experiencia de ser un nómada influye en la personalidad de uno, como en la forma de echar raíces en un lugar», señaló Noa. «Hay cosas que uno tiene que dejar atrás para echar vuelo«, agregó.
El arte de sanar
La cantante cree que su música la ha ayudado a sanar tanto a ella como a las personas que la escuchan y se identifican con el sentimiento del mensaje. «Hay gente que ha escuchado Millas y me dice que las ha ayudado, que se siente algo», indicó.
«Tengo el don de hacer arte y que cure a las personas, no yo, sino el arte, porque vive en el alma, y mucha gente puede trasladar la letra a sus propias vivencias», sostuvo con emoción.
En esta misma línea, Noa recordó que es una sobreviviente de abuso, como miles de mujeres más, pero ya no una víctima.
Durante ese periodo difícil, creó una canción que habla de lo que vivió y fue su forma de contar lo que le pasó. Esa canción es «Memorias«.
Pero también tiene canciones que muestran el otro lado, no solo la cara del sufrimiento. «Tengo otros temas, que muestran el cambio que yo viví hacia la auto sanación. De eso habla Libertad, del cambio de visión y la posibilidad de sanar», recalcó.
Panorama del arte en Piura
La cantante vive en Piura y en Lima, y señala que la diferencia entre ambas ciudades, en relación al arte, son abismales.
Según su diagnóstico, los piuranos recién están aprendiendo a consumir arte, sobre todo arte de autor, el que no es únicamente un rock comercial de los 90.
El progresivo, pero lento, consumo de arte en la sociedad piurana se debería al nuevo comercio que Piura experimenta, ya que han llegado espacios conceptuales, como el Coleccionista, que son negocios promotores del arte en la ciudad.
Aún así, para la cantante existen limitaciones tangibles que deberían combatirse con una mayor promoción estatal y municipal, junto a la inversión privada. «Se necesita también de personas que sean una especie de mecenas de artistas, como sucedió en los grandes despertares de arte de la historia», enfatizó.